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Opinión
Cartas al director
¡Qué triste el drama de Venezuela!
Lo que pasa en Venezuela es el mejor ejemplo de lo que sucede cuando no se planifican las cosas y alguien quiere perennizarse en el poder.
Desde hace algún tiempo, los venezolanos afrontan escasez de artículos de primera necesidad y otros que son necesarios para los seres humanos. Hubo incautación de productos para que el Estado los venda según su cronograma. Pero esto no solucionó el problema. Los millones de dólares que Venezuela tenía por la venta del petróleo se hicieron humo cuando el mercado petrolero se saturó y los precios se vinieron cuesta abajo.
Racionamientos y otras medidas no han dado resultado. A los males se agrega uno más: Una tremenda sequía que impide la generación de energía eléctrica. Y por eso la medida más sencilla para paliar el problema es la reducción de 4 horas de trabajo con el fin de ahorrar algo...
Todas las oficinas y sitios de trabajo deben “hacer un paréntesis” de dos horas en la mañana y dos horas en la tarde. La gente espera en los exteriores, y esta espera desespera.
Lo que se vio por la TV y las redes sociales da la pauta de la desesperación de los venezolanos: Un camión con aves de corral que esperaba en las afueras de un supermercado fue asaltado y los que tuvieron éxito agarraban a las aves por el pescuezo y salían a la carrera. Dirán que la suerte de los plumíferos estaba echada y lo mismo sería que murieran en el supermercado o en manos de los desesperados supuestos compradores deseosos de llevar algo para comer...
Esto me recuerda una popular frase que dice “la guerra es guerra”, pero no así. Sobre todo porque no hay guerra, sino errores de los gobernantes.
Antonio Flores, La Garzota