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Opinión
Editorial: Dejar la bronca y mirar al poder
Pero un país roto no se recompone con peleas ni con discursos que buscan acallar voces distintas. Se reconstruye con acciones reales, urgentes...
Las secuelas de la consulta popular y el referéndum han desatado un nuevo choque entre ecuatorianos, uno que solo termina de partir más al país. Quienes defendieron el Sí y quienes celebraron el No ahora se lanzan culpas por todo en las calles y redes sociales: las muertes violentas, los casos de corrupción, la falta de medicinas, la humillante atención a los afiliados del Seguro Social y el desempleo. Hay una rabia contenida en los ciudadanos que nace de la misma sensación: la de estar desprotegidos.
Pero un país roto no se recompone con peleas ni con discursos que buscan acallar voces distintas. Se reconstruye con acciones reales, urgentes, que lleguen a todos, incluso a los rincones que siempre quedan olvidados. Para eso se necesita voluntad, no imposiciones ni gestos autoritarios disfrazados de liderazgo. ¿Pero qué podemos esperar del Ejecutivo, del oficialismo y de la oposición? La respuesta, por ahora, es desalentadora: muy poco. Y ese vacío solo alimenta la división y la desesperanza.
En vez de culparnos por lo votado, hay que exigir acciones a quienes gobiernan. Porque las soluciones no salen de la bronca, sino de que el poder por fin haga su parte.
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