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Opinión
Editorial: ¡El fraude y la desprotección!
Porque la seguridad digital no debe ser un lujo, sino una obligación del Estado
Ecuador enfrenta una nueva modalidad delictiva que se aprovecha de los vacíos tecnológicos y de control institucional: la suplantación de identidad para el cobro de fondos de reserva. Este delito, cada vez más común, deja al descubierto la fragilidad de los sistemas públicos y la falta de reacción oportuna de las autoridades ante un problema que crece silenciosamente y afecta a miles de ciudadanos.
La facilidad con la que se cometen estos fraudes preocupa tanto como la indiferencia institucional. Los sistemas de información del Estado deben evolucionar al mismo ritmo que la tecnología, que puede ser una aliada poderosa si se usa con responsabilidad o un arma peligrosa si se deja en manos de los delincuentes.
La suplantación de identidad no distingue clase social. Es un problema que Ecuador aún puede controlar si actúa a tiempo, reforzando la seguridad digital y modernizando sus plataformas. La ley, por sí sola, no basta. Se requiere vigilancia constante, personal capacitado y un compromiso real con la protección de los datos personales.
La prevención, más que la reacción, es la única forma de adelantarse a quienes usan la tecnología para el mal. Porque la seguridad digital no debe ser un lujo, sino una obligación del Estado.