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Opinión

Editorial: ¡No solo lo que nos conviene!

Ninguna causa justifica el odio, la destrucción o la exclusión de opiniones distintas

Encasillarse en una sola postura es negar la complejidad del país. Hoy, quienes apoyan el paro creen tener derecho a violentar a los que piensan distinto; los contrarios, en cambio, reducen a los manifestantes a vagos o delincuentes. En ambos extremos se ha perdido la empatía y la capacidad de diálogo.

La polarización se alimenta en redes sociales, donde sobran los insultos y faltan los argumentos. “Facho”, “zurdo”, “progre”, “neoliberal”: etiquetas vacías que reemplazan el pensamiento crítico y la reflexión profunda. Nadie escucha, todos gritan y, mientras tanto, la vida cotidiana y la economía se resienten. El paro ya suma 17 días y millonarias pérdidas. Solo en Imbabura se calcula un monto de 42 millones de dólares en daños al turismo, sin contar el largo feriado que se aproxima, que podría agravar aún más la situación.

El país necesita reflexión más que furia. Debemos ser capaces de indignarnos por toda la violencia, venga de donde venga. Nos debe doler tanto la muerte de un comunero en una represión militar como la mujer herida por intentar llegar a su trabajo. Ninguna causa justifica el odio, la destrucción o la exclusión de opiniones distintas. Si solo nos afecta el dolor que nos conviene, no estamos defendiendo la justicia, sino nuestros prejuicios, y así nos alejamos de construir soluciones reales para todos.