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Opinión

Editorial: Vamos a recomponer el país

La paz no se firma, se construye cada día, con justicia, con presencia del Estado y con ciudadanos dispuestos a escucharse antes de enfrentarse

Es una derrota más para todos los ecuatorianos. Un mes de enfrentamientos entre la fuerza pública y comunidades indígenas dejó muertos, heridos, pérdidas económicas millonarias, localidades secuestradas donde el pueblo se peleó contra el pueblo, daños a la propiedad privada, desabastecimiento y más. Un escenario caótico que, aunque no alcanzó las proporciones de las vandálicas protestas de 2022, volvió a golpear a una sociedad agotada.

Lejos de la represión y de los actos terroristas disfrazados de derecho a la resistencia, el paro nacional convocado por la Conaie no deja vencedores ni vencidos. Lo que sí queda es un país roto, con heridas que el Estado se niega a mirar porque no tiene presencia donde más se le necesita. Ecuador también está hecho de esas pequeñas localidades históricamente abandonadas, que no soportan un día más sin atención ni oportunidades.

Para recomponer este país fracturado deben existir diálogos concretos y sinceros, sin chantajes ni ‘humos’. Sanar el Ecuador implica sacrificios y renuncias, pero sobre todo voluntad política real y empatía social. La paz no se firma, se construye cada día, con justicia, con presencia del Estado y con ciudadanos dispuestos a escucharse antes de enfrentarse.

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