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Opinión

Editorial: Un Guayaquil moderno y humano

El crecimiento horizontal indiscriminado ya no da para más y se desaprovechan valiosas zonas de desarrollo

El Guayaquil de hoy, tal como está concebido, con su caos en el sistema de movilidad, el desorden urbanístico y su falta de respeto por el medio ambiente, debe quedar en el pasado. Sus habitantes tienen que archivarlo y abrirse a la visión de una nueva ciudad: el Gran Guayaquil, un proyecto que apueste por una mejor calidad de vida, pero también que impulse el desarrollo sostenible.

Para ello, el Municipio anunció la elaboración de un plan urbano con proyección hasta 2050, que costará 5 millones de dólares. No es la primera vez que se intenta, ya que en 2022 la administración pasada estructuró un plan maestro con objetivos similares, pero terminó en nada, postergando la visión de una ciudad moderna y necesaria en tiempos en que los límites territoriales se expanden constantemente. El crecimiento horizontal indiscriminado ya no da para más y se desaprovechan valiosas zonas de desarrollo.

Sin embargo, siempre existirá el riesgo de que esta iniciativa fracase si los ciudadanos no se involucran. El Máster Plan 2050 solo tendrá sentido si se discute con todos los sectores, si los guayaquileños hacen suya la propuesta y aportan su voz y su identidad, más allá de los análisis técnicos. De aquí debe surgir el nuevo Guayaquil: una ciudad amigable con la vida, transitable, moderna e inteligente, pero también dinámica y fiel a la esencia de su gente.