¿Apagones en Ecuador en el 2026?: La verdad de una eventual crisis eléctrica

La posibilidad de nuevos apagones vuelve a instalarse en el debate público ecuatoriano a pocos días de cerrar 2025. La caída acelerada del nivel del embalse Mazar, una de las principales fuentes de generación hidroeléctrica del país, ha encendido alertas sobre la sostenibilidad del sistema eléctrico, especialmente de cara a 2026. Sin embargo, expertos y autoridades coinciden en que la situación actual combina riesgos reales con afirmaciones que requieren contexto.

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¿Por qué preocupa la caída de la cota del embalse Mazar?

Durante diciembre de 2025, el nivel de agua del embalse Mazar registró un descenso significativo. Entre el 1 y el 29 de diciembre, la cota pasó de 2.153 metros sobre el nivel del mar (msnm) a 2.140,9 msnm, lo que representa una reducción de 12,30 metros en menos de un mes, según datos de la Corporación Eléctrica del Ecuador (Celec) Sur.

Esta disminución ocurre luego de un periodo, entre marzo y noviembre, en el que el embalse se mantuvo cerca de su nivel máximo operativo. Aunque su punto mínimo técnico es 2.098 msnm, el ritmo de descenso genera inquietud porque coincide con la llegada del estiaje a la cuenca oriental.

Afectaciones al estiaje al sistema eléctrico nacional

La escasez de lluvias en el Austro también ha impactado el caudal que alimenta al complejo hidroeléctrico Paute Integral, conformado por las centrales Mazar (170 MW), Molino (1.100 MW) y Sopladora (487 MW). En conjunto, este sistema aporta alrededor del 40 % de la demanda eléctrica del país.

De acuerdo con Celec Sur, el caudal pasó de 99,7 metros cúbicos por segundo (m³/s) a 34,03 m³/s entre el 1 y el 29 de diciembre. Para el consultor en proyectos hidroeléctricos Ricardo Buitrón, esta situación confirma que el estiaje ya está plenamente presente. “Estamos en el medio del periodo de estiaje”, explicó, al recordar que este fenómeno suele extenderse entre octubre y marzo.

¿Qué medidas se están aplicando para evitar apagones?

Ante este escenario, el Operador Nacional de Electricidad (Cenace) ha optado por una combinación de estrategias: reducir la generación hidroeléctrica, incrementar la producción térmica y complementar la demanda con importaciones desde Colombia.

El 26 de diciembre de 2025, cuando la demanda alcanzó un pico cercano a los 4.967 MW, el suministro se cubrió de la siguiente manera:

Para Buitrón, este esquema evidencia que el país ya está utilizando las reservas de Mazar junto con generación térmica e importaciones, una combinación que puede sostenerse en el corto plazo, pero que eleva los costos y la dependencia externa.

Riesgo inmediato de apagones

En el corto plazo, el consenso técnico apunta a que no hay un riesgo inminente de cortes eléctricos. La reserva del embalse permitiría seguir aportando energía entre 30 y 40 días más, dependiendo de su manejo. No obstante, el panorama podría tornarse crítico si el estiaje se prolonga y las lluvias no se recuperan.

“Esperemos que no tengamos un estiaje no muy severo y prolongado, porque si esto ocurre en estos tres meses resulta preocupante”, advirtió Buitrón.

¿Por qué 2026 aparece como el verdadero foco de alerta?

Más allá del verano actual, el mayor desafío está en 2026. Un informe técnico de Celec, elaborado por delegación del Ministerio de Ambiente y Energía, proyecta que el déficit eléctrico del país alcanzará los 1.439,8 MW el próximo año. Esta brecha es un 48,9 % mayor a la estimada para 2025.

El documento, al que tuvo acceso este diario, subraya la “necesidad urgente de incorporar nueva generación firme” para garantizar la cobertura del servicio. Aunque el Gobierno asegura que el sistema está “sólido y preparado”, gracias a la incorporación de más de 860 MW adicionales, los expertos coinciden en que sin nuevas inversiones estructurales, el riesgo de apagones podría volver al centro del escenario.

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