Exclusivo
Premium

Blanca Ponce llora cada vez que recuerda a su pequeña hija.Matthew Herrera

El desgarrador testimonio de Blanca Ponce: 4 meses tras la muerte de su hija Anahí

Blanca Ponce recuerda cómo su vida se destrozó luego de hallar a su hija tras nueve días desaparecida. Sucedió en Pedro Moncayo, en Pichincha

Hace cuatro meses, la vida de Blanca Ponce cambió para siempre. El 21 de mayo, su mundo se derrumbó cuando el grito de un grupo de personas le anunció una tragedia: su hija Anahí Aules había sido hallada sin vida.

“Uno de mis hijos me abrazó para detenerme. Yo quería ver a mi hija, pero me dijo que era mejor que la recordara como era, con su carita bonita y una linda sonrisa”, rememora esta madre de familia, quien ahora lleva consigo un luto perpetuo.

El cadáver de la joven, de 21 años, estaba al interior de un bosque de San José Chico, en las afueras de Tabacundo, en el cantón Pedro Moncayo (Pichincha). El grupo de búsqueda la halló carbonizada y con una cuerda atada a su cuello.

Y hoy, en una fecha que suma un mes a esta desgracia, Blanca rememora cómo fue despedirse de su hija, en un día que se fraguó la muerte de Anahí. Eran las 06:40 del 21 de mayo y la madre de la víctima, de 46 años, se alistaba para salir a trabajar.

“Entré y ella estaba dormida. Entonces le dije: ‘me voy, princesa’”. Anahí abrazó a su madre y le dio un beso. Blanca salió para abordar el transporte que la llevaría a la florícola en la que laboraría ese día, desde las 08:00 hasta las 18:00.

(Lea también | Santo Domingo: Conflicto con Los R sigue desatando ola de violencia)

“Generalmente mi jornada termina a las dos de la tarde. Pero justo, esa ocasión, había muchas más flores por recoger”, rememoró la mujer parada junto a la cama de su hija. Aquella fecha, Blanca no se sintió bien desde que salió de su hogar.

Un presentimiento le oprimía el pecho sin poder descifrar lo que le anunciaba. La mujer quería dejar su trabajo para volver a su casa. “En mi desesperación, le preguntaba a cada rato a un compañero si se podía salir antes, sin embargo, no hubo cómo”.

La desaparición de Anahí Aules

Mientras Blanca sufría si aparente razón, Anahí se alistaba para salir a cobrar un dinero al hombre que la había contratado, meses antes, para que le ayudara con unos trabajos de contabilidad. “En redes sociales salieron anuncios solicitando personal para una empresa de flores que, supuestamente, tenía esa persona”, recordó la mujer.

Fue así que Anahí conoció a Jefferson González, actual sospechoso del femicidio. Según Blanca, la víctima laboró cerca de dos meses con el sujeto, quien le quedó debiendo plata. “Al principio ella estaba contenta, pero con el paso de los días estaba molesta porque ese hombre quería que fuera su novia”.

La fecha de la desaparición, ambos se encontraron en el parque central de Tabacundo, según las investigaciones. Las pericias de la Dirección Nacional de Delitos contra la Vida (Dinased) determinaron que Jefferson (24) y Anahí estuvieron en ese lugar hasta las 15:50.

(Además | La trama completa que desencadenó un crimen afuera de una iglesia en Quito)

Los datos recabados dieron cuenta que la joven, por precaución, le envió su ubicación a su mejor amigo. Esto por el aparente acoso que sufría a manos del individuo procesado, quien nunca fue novio de la muchacha, según Blanca.

“Mi hija siempre tenía la costumbre de llamarme cada mediodía. Ese día, no lo hizo”, expresó la mujer. Parecía que el presentimiento iba cobrando fuerza hasta que Blanca por fin pudo salir de su trabajo.

La esperanza se desvaneció con el hallazgo de Anahí sin vida

El cuerpo de la víctima fue hallado en este bosque de San José Chico, en Pedro Moncayo.Archivo

Anahí tenía una tierna tradición para recibir a su madre: se paraba detrás de la puerta, la hacía asustar y ambas reían dándose un abrazo. Sin embargo, aquella fecha no hubo quién la recibiera, por lo que Blanca preguntó a sus otros hijos por su hermana.

En su desesperación, la llamó reiteradamente, pero no hubo respuesta. Le envió mensajes y tampoco. La angustia crecía y decidieron poner la denuncia por la desaparición, el 13 de mayo. “Desde ese día no pude dormir porque no sabía qué pasó con mi hija”.

Blanca junto a familiares y amigos buscaban por todos lados. Incluso la mujer se atrevió a llamar a Jefferson González, quien le dijo que la había dejado en una parada de buses, de lo cual supuestamente él ya no supo más.

Cada día, la madre de Anahí oraba a Dios para que devolviera a su hija sana y salva. Iba a su cuarto, miraba su cama y lloraba. “Desde el Municipio (de Pedro Moncayo) nos ayudaron mucho, con personal, para buscarla”, indicó.

Y el 21 de mayo, la esperanza se desvaneció. El grupo llegó hasta el bosque de San José Chico, recorrió la zona interna mientras Blanca caminaba por otros sectores. De repente, un grito le alertó que algo malo había sucedido.

“Dos agentes municipales la habían encontrado. Yo corrí, pero mi hijo me detuvo y me contó que estaba muertita”, contó Blanca mientras rompía en llanto. La mujer no pudo ver a Anahí hasta que la llevaron a la morgue, donde observó la cruel imagen que aún la lastima: la joven estaba completamente quemada y con una aparente expresión de angustia.

La captura del sospechoso en el crimen de Anahí Aules

Jefferson González está siendo indagado por el femicidio de Anahí Aules.Archivo

Una vez que la joven apareció sin vida, las sospechas apuntaron directamente contra Jefferson González, quien fue la última persona que la vio. Galo Muñoz, jefe de la Dinased de Pichincha, dio declaraciones sobre las indagaciones de esa fecha.

El oficial indicó que, con las respectivas órdenes, allanaron el domicilio del implicado, quien confesó que supuestamente él la había matado. “Al principio dijo que la había botado en el río Pisque (en Guayllabamba), pero eso fue mentira”, señaló la madre de Anahí.

Ahora, el sujeto permanece en prisión, en Ibarra (Imbabura), a la espera de que lo llamen a juicio. Blanca, en cambio, ya no puede vivir en paz por la terrible pérdida que le destrozó el alma.

Cada día anhela con todas sus fuerzas ver a su hija parada detrás de la puerta, esperando poder asustarla. “Esta pesadilla terminaría si tan solo pudiera abrazarla una vez más”, confesó la señora que no cesa de llorar.

Si bien tendrá un poco de calma con lo que decidan las autoridades respecto al futuro judicial de Jefferson, “eso no me va a devolver a mi hija”, finalizó Blanca aferrada al recuerdo de la sonrisa de su hija y el último beso que le dio el día que la perdió para siempre.

¿Quieres acceder a todo el contenido de calidad sin límites? ¡SUSCRÍBETE AQUÍ!