Aunque no clasificó a la final en el Campeonato Mundial de Oratoria en Español, organizado por la Liga Española de Debate Universitario (LEDU), la participación del ecuatoriano Marcos Alvaracín dejó una huella imborrable en el corazón del país y del público internacional. Él mismo lo resume así: “Sentí el apoyo de mi gente y eso no lo voy a olvidar nunca”.

(Te invitamos a leer: Guayaquil tiene sus propias ‘zonas económicas’: calles donde todo es más barato)

El estudiante de Derecho en la Universidad Nacional de Chimborazo (UNACH), en la ciudad de Riobamba, fue el primer riobambeño y primer ecuatoriano en entrar al selecto grupo de los 30 mejores del certamen.

La decisión se tomó por una diferencia mínima, lo que refleja el alto nivel de competencia y la calidad argumentativa de los participantes. Los resultados fueron producto de una votación ponderada, que combinó el voto del público con el veredicto del jurado técnico internacional, conformado por especialistas en comunicación.

Ha ganado el reconocimiento de un país

Marcos Alvaracín sostiene que se llevó algo mucho más profundo: el reconocimiento de un país entero que vibró, se emocionó y se sintió representado con cada una de sus palabras.

“Me conmovió hasta las lágrimas darme cuenta de lo afortunado que soy de ser ecuatoriano”, dijo con voz serena pero emocionada al hacer un balance de su participación. “Nuestro tamaño y ubicación, que muchas veces parecen limitaciones, en realidad son oportunidades para salir adelante e inspirar a generaciones enteras”.

“Sé que representé muy bien a Ecuador. Hoy estamos en el mapa de los más destacados en oratoria, y aún tenemos mucho por dar”.

Y aunque admite que no llegar a la final deja un “sabor amargo”, su mensaje no es de derrota, sino de convicción: “Los títulos no definen el talento de las personas. En oratoria, lo importante es conmover, impactar e inspirar. Y yo siento que logré eso, no solo con mi país, sino también con personas de otros países que me demostraron su apoyo”, afirmó.

Su futuro: camino a la diplomacia

La participación del estudiante en el concurso marcó un hito: logró unir a un país entero alrededor de un discurso y hacer que Ecuador “rugiera” en un escenario internacional. “Esta fue la primera vez que Ecuador participó, pero estoy 100 % seguro de que no será la última”. Lo dice alguien que, con el poder de su voz, nos recordó que los sueños se construyen con palabras, pero se sostienen con pasión, identidad y propósito.

Alvaracín, lejos de detenerse, ya tiene claro su rumbo. Planea seguir vinculado a la oratoria y expandir su vocación hacia la diplomacia, la academia y las relaciones internacionales. “Quiero que el mundo conozca a Ecuador desde el arte, la cultura, la literatura y las letras”, sostiene.

Sus primeros foros en la escuela

Cuando apenas tenía cinco años y se paró frente a su primera audiencia escolar, Marcos Alexander Alvaracín entendió que la palabra no solo comunica: transforma.

Su abuelo fue maestro y político, su abuela comerciante de barrio. De ellos aprendió. La tienda, la escuela, la calle: esos fueron sus primeros foros. Desde pequeño aprendió a hablar con propósito, a ponerse del lado de quienes no siempre tienen voz. “Me enseñaron a ser justo y a actuar cuando uno puede hacer algo no solo por sí mismo, sino por los demás”.

Actualmente, su presencia en espacios de formación ciudadana ha sido constante. Fue secretario general del UNACH MUN (Modelo de Naciones Unidas) y ha representado a su universidad en distintas competencias de oratoria. Habla varios idiomas y tiene claro que su camino está marcado por la diplomacia, el trabajo en territorio y el servicio público.

¿Quieres acceder a todo el contenido de calidad sin límites? ¡SUSCRÍBETE AQUÍ!