Por momentos parecía una escena salida de una serie criminal, pero no era ficción: era El Oro, una provincia que en menos de un día vio desbordarse la violencia en sus calles, sus canales de riego, entre bananeras y esquinas del centro urbano. Ocho muertes violentas, cada una más espeluznante que la anterior, marcaron las últimas horas del lunes 14 y la madrugada del martes 15 de julio de 2025.

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Cadáveres en fundas en Machala: el horror embalado

El primer sobresalto llegó la tarde del lunes. Agricultores que regresaban de sus faenas se toparon con una escena dantesca: un cuerpo embutido en plásticos negros, amarrado de pies y manos, con el rostro cubierto por una funda, y signos visibles de tortura. 

El hallazgo fue en un canal de riego, en el sector Buena Esperanza, kilómetro 15 de la vía a Balosa. El tatuaje de un lobo en la pierna izquierda fue la única pista para tratar de identificar a la víctima.

Treinta minutos más tarde, otro golpe al estómago: en una guardarraya de la antigua vía Limón, sector El Portón de la parroquia El Cambio, se encontró un segundo cadáver, también envuelto en plásticos, con cinta de embalar y huellas claras de violencia. 

Según testigos, un auto azul sin placas ni identificación habría rondado la zona horas antes. El cuerpo presentaba disparos en la cabeza y le faltaban dos dedos de la mano derecha.

La Policía presume que ambos casos podrían estar conectados: el modo de operación, la zona rural de abandono y los signos de tortura apuntan a un ajuste de cuentas, quizá como mensaje entre bandas criminales. Ahora, los investigadores buscan pistas en cámaras de seguridad y registros de desaparecidos.

Sicarios en moto: la muerte recorre las calles

La violencia no se tomó un respiro. Apenas cayó la noche, otros dos crímenes estremecieron a la provincia. En Santa Rosa, Ángel Javier Zavala Zambrano, de 33 años, fue acribillado mientras corría desesperado bajo una llovizna. Intentaba escapar, pero fue alcanzado por las balas en la intersección de Teresa Arcaya y Zamora Chinchipe.

Casi al mismo tiempo, en pleno centro de Machala, otro joven fue ejecutado mientras pedaleaba en su bicicleta. El ataque, perpetrado por dos sicarios en moto, ocurrió en las calles Colón y Sucre. El disparo fue certero, directo a la cabeza. La víctima, que no portaba documentos, sería, según la Policía, un presunto expendedor de drogas y cuidacarros informal.

Deliverys en la mira

La violencia también golpeó a un joven trabajador identificado como Janner Omar Ayala Labanda, quien trabajaba como repartidor. A las 15:30 del lunes, cuando llegó en su motocicleta al exterior del local El Polvorín Cervecero, fue interceptado por dos hombres armados en moto. Más de diez disparos habrían sido escuchados, según testigos. Su cuerpo quedó tendido junto a su vehículo.

Este caso se suma al asesinato de otros dos repartidores, ocurrido la noche del domingo 13 de julio en el barrio Bellos Horizontes de Machala. Bryan Xavier Roque Murillo, de 24 años, y Miguel Ángel García Correa, de 23, fueron emboscados y ejecutados mientras hacían una entrega. Las balas los sorprendieron mientras cumplían su trabajo.

Una provincia sitiada por el crimen

Con estos ocho crímenes, El Oro suma ya 339 muertes violentas en lo que va del 2025, un incremento de más del 40 % con respecto al mismo periodo del año anterior, según cifras preliminares de la Policía Nacional. El patrón de los últimos días —sicarios en moto, cadáveres embalados, ajustes de cuentas y víctimas inocentes— revela un escenario que supera lo alarmante.

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