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Quito

Ciudadanos buscan que la Plaza de Toros Quito sea patrimonio, expertos dicen no
Una carta enviada al INPC solicita que la Plaza de Toros Quito sea parte del patrimonio histórico y cultural de la ciudad. ¿Es posible?
El futuro de la Plaza de Toros Quito vuelve al debate. A través de una carta dirigida a Amanda Elizabeth Brown, directora ejecutiva encargada del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC), se solicita que este escenario sea declarado como bien patrimonial y se evite su demolición.
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La misiva, firmada por Rocío Bastidas, sostiene que la plaza no es solo un espacio físico, sino un lugar cargado de memoria e identidad quiteña. “Más allá de que se reanude o no la fiesta brava, su valor cultural y simbólico es incuestionable, y por ello no puede ser destruido”, señala.
El pedido recuerda que existen precedentes de edificaciones modernas reconocidas como patrimonio, como el Hotel Quito (Premio Ornato 1961) o el Estadio Olímpico Atahualpa, demostrando que la antigüedad no es el único criterio válido para conservar inmuebles emblemáticos.
El criterio histórico y legal
Para la investigadora Rina Artieda, este recinto difícilmente puede ser declarado patrimonio bajo la normativa vigente. Explica que todo inmueble construido hasta 1940 es considerado automáticamente patrimonial. En cambio, las edificaciones posteriores lo son solo si allí ocurrió un hecho trascendental para el país.
“La Plaza de Toros es de 1960, con unos 65 años de existencia, pero no cumple con ese requisito histórico”, indicó.

En cuanto al patrimonio inmaterial, Artieda recuerda que las manifestaciones deben ser reconocidas por la comunidad y transmitidas de generación en generación, siempre que no atenten contra la vida ni la integridad. Por ello, asegura que las corridas de toros no pueden aspirar a ese reconocimiento, pues implican “dolor y sacrificio de un ser vivo”.
Además, subraya que hubo una consulta popular en Quito donde la mayoría votó en contra de las corridas de toros. “Eso también es un condicionante: existe una negativa social frente a esta expresión, que más bien es una cultura importada”, explicó.
Debate abierto
La comunicadora social Verónica Barreiros considera que la defensa de la Plaza de Toros Quito responde más a un deseo nostálgico que a una necesidad cultural real. “Es más un deseo interior de recordar las fiestas de Quito que una vez se tuvieron y que giraban alrededor de la fiesta brava. Es un símbolo del estatus”, argumentó.
Para Barreiros, la ciudad debe asumir que las tradiciones evolucionan. “Ya no hay fiesta brava y no vamos a volver a tenerla porque el mundo cambió y va hacia otro lado”. Además, precisa que para ser considerado Bien de Interés Cultural debe cumplir varios requisitos y, en su opinión, la Plaza Belmonte cumple más con las condiciones arquitectónicas y culturales que la Monumental Quito.
Desde otra mirada, Sonia Viteri, comerciante de la zona, cree que lo más importante es reactivar el sector con o sin plaza. “Sí ha cambiado la dinámica desde que no hay corridas, pero deben tener planes de reactivación”, manifestó.
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