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Quito

EXTRA entrevistó a los ediles tras una sesión de Concejo.Karina Defas

Concejales de Quito casi se ‘halan’ en quiteñidad: EXTRA los puso a prueba

EXTRA les tomó la lección del rosero quiteño y del chullita a cuatro ediles. Hubo respuestas incompletas, teorías sueltas y salvadas de última hora

Mientras la ciudad vive su semana de fiestas de fundación, EXTRA quiso indagar, en los pasillos del Municipio, si quienes nos gobiernan conocen de verdad a Quito. Esta vez no preguntamos por presupuestos, obras, chanchos con sobreprecio ni micrófonos apagados, queríamos algo más profundo: memoria cultural pura.

¿Saben qué lleva el rosero quiteño? ¿Saben por qué existe el chullita? ¿O se quedan en blanco cuando no les pasan un informe de cinco páginas?

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Fueron cuatro concejales los que aceptaron el reto. Y sí, hubo de todo.

Rosero quiteño: una bebida, cuatro versiones

La primera pregunta parecía fácil. ¿Cuáles son los ingredientes del rosero quiteño? El concejal Fidel Chamba respondió seguro. “Mote, babaco, frutitas… y bien refrigerado”.

La concejala Cristina López también pasó sin susto. “Frutas, babaco y mote”. El concejal Wilson Merino dio una versión más aniñada. “Mote, babaco, frutos rojos, mora, panela, clavo de olor… reposado”.

El concejal Diego Garrido resumió al estilo tradicional. “Mote pelado y reventado, babaco, piña y fresa”.

Conclusión: El rosero salió bien librado. Cada uno con su estilo, pero todos apuntaron al corazón de la receta. ¡Punto para los ediles!

El titubeo sobre el chullita quiteño

La segunda pregunta fue la verdadera prueba. ¿Por qué le decimos chullita al chullita quiteño?

Y ahí sí, los concejales empezaron a patinar. Ninguno le atinó completamente, unos más cerca, otros más lejos.

Y cuando las teorías comenzaron a irse por ramas históricas, etimológicas y hasta sentimentales, EXTRA tuvo que entrar a salvar la situación con la explicación correcta.

Así luce La Guaragua, en el Centro Histórico de Quito, en la calle Galápagos, en intersección con la Vargas.MATTHEW HERRERA

Fidel Chamba arrancó con la línea histórica y musical: habló de pasillos, de Alfredo Carpio y de las primeras menciones del término en los años 20–30.

Su explicación fue interesante, pero incompleta. “El chulla como tal se refiere al origen mismo de haber nacido aquí en Quito”.

Cristina López, con honestidad brutal, soltó: “¡Qué bestia! No sé”. Luego añadió que el quiteño es único, alegre y aguerrido.

Wilson Merino, luego de consultar en Google, dio la etimología kichwa. “Chulla significa único, impar”. Correcto en teoría, pero algo más le faltó.

Diego Garrido fue el más cercano: “Era un personaje que aparentaba una clase social más alta y tenía un solo traje”.

¿Qué mismo es el chulla?

El chullita era un personaje elegante, encantador y labioso, que se movía por la ciudad aparentando una clase social más alta.

Los quiteños sienten que este año las fiestas están apagadas.GUSTAVO GUAMAN

¿Por qué “chulla”? Porque tenía uno solo: un solo terno, un solo sombrero y un solo par de zapatos. Una figura clásica de picardía e ingenio con presupuesto apretado.

Al conocer la explicación, todos asentaron, rieron, corrigieron o completaron. ¡Ahí sí, la prueba quedó aprobada!

Entre dudas, risas y memoria selectiva, quedó claro que los concejales pueden tantear teorías distintas, pero todos concuerda en que ser chullita es orgullo, ingenio, picardía y humor.

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