Miles de personas llegaron este miércoles 22 de octubre a la Basílica del Voto Nacional, en Quito, para despedir a Paulina Tamayo, conocida como La Grande del Ecuador. Desde tempranas horas, largas filas se extendieron por varias cuadras del centro histórico.

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La misa inició al mediodía, pero desde las 05:00 ya se observaban decenas de seguidores aguardando para ingresar al templo. Muchos portaban flores, pañuelos blancos y fotografías de la artista, fallecida el lunes 21 de octubre a los 60 años.

La capacidad del templo fue superada: más de 2.000 personas lograron ingresar, mientras cientos permanecieron en los exteriores. “Madrugamos porque no queríamos quedarnos afuera. Paulina es parte de nuestra historia”, expresó una admiradora que viajó desde Sangolquí.

Control y resguardo policial

Debido a la gran afluencia de público, un fuerte contingente policial se desplegó en los alrededores de la Basílica. Agentes de control y uniformados de la Policía Nacional cerraron las calles aledañas y organizaron cercos para facilitar el ingreso y evitar aglomeraciones.

Un adiós entre aplausos y canciones

La ceremonia religiosa estuvo marcada por la emoción. Las voces de los asistentes entonaron las canciones más emblemáticas de la artista, mientras familiares y colegas acompañaron el féretro en medio de aplausos. A la salida, la multitud rompió en cantos para rendirle homenaje una última vez.

“Paulina no solo cantaba, representaba a todo un país”, expresó un asistente con lágrimas en los ojos.

Legado de una voz inolvidable

Paulina Tamayo deja un legado imborrable en la música nacional. Su despedida en uno de los templos más emblemáticos del país refleja el cariño y admiración que cosechó durante décadas. Este homenaje forma parte de los actos fúnebres organizados por su familia y allegados, previo a su sepelio.

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