Una nueva jornada de manifestaciones se registró en el norte de Quito. El punto de concentración fue la intersección de la avenida Amazonas con Naciones Unidas, donde cerca de 200 personas se reunieron con banderas, pancartas y consignas en contra de las medidas económicas dispuestas por el Gobierno, durante la tarde del 23 de septiembre.

Lo que empezó como una concentración supuestamente pacífica se transformó rápidamente en un cierre de vías. Los manifestantes encendieron llantas en la calzada. Conductores y usuarios del transporte público quedaron atrapados en medio del caos, sin poder avanzar.

La tensión fue percibida con mayor intensidad por los comerciantes que trabajan en esa zona. María Yumbo, de 52 años, tenía colocado su puesto ambulante de venta de gafas y sombreros a pocos metros de la protesta. Apenas vio que se acumulaban neumáticos quemados y que la circulación se detenía, decidió recoger todo lo que pudo y retirarse.

“Al principio no había mucho problema, pero yo sí tenía miedo de que hubiera gente infiltrada en la protesta”, relató. Su temor se originaba en lo que vivió durante el paro de octubre de 2019, cuando desconocidos se mezclaron entre los manifestantes y aprovecharon el desorden para robarle toda su mercadería. Con la experiencia todavía fresca, prefirió alejarse antes de que la situación empeorara. Ahora no sabe si volverá a instalar su puesto en el mismo lugar, pues cree que en cualquier momento podrían repetirse los disturbios.

Los detenidos a la espera de la audiencia

Una experiencia similar vivió Mariana Cayo, de 31 años, propietaria de un pequeño quiosco en la avenida Amazonas. Ella observó cómo el grupo de manifestantes llegó caminando desde la Universidad Central y, tras dar un par de consignas, comenzaron los enfrentamientos con agentes policiales. “Vinieron caminando y luego empezó el relajo”, manifestó. Al ver la confrontación, decidió cerrar su quiosco y volver a casa. “Me dio miedo que alguien lo destrozara, es mi única fuente de trabajo. No quiero arriesgarme”, añadió.

Los manifestantes bloquearon el paso vehicular durante más de una hora. En ese tiempo se registraron enfrentamientos con uniformados que llegaron hasta el lugar para despejar la arteria. Piedras, palos e insultos fueron lanzados contra los efectivos, mientras estos intentaban dispersar a la multitud con gases lacrimógenos y escudos.

En medio de los disturbios, la policía detuvo a tres personas. Uno fue identificado como Ángel Lascano. Otro, como Pablo Alejandro Gallardo Tabango, a quien grabaron mientras un policía le echaba gas en la boca. Y el tercero, de nombre Carlos Alberto Quito Rodríguez, quien sería miembro de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, la cual emitió un comunicado condenando su captura. Hasta el cierre de esta edición se esperaba la audiencia en contra de los tres aprehendidos por el delito de ataque o resistencia.

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