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Quito

Las motos eléctricas invaden carriles exclusivos y aceras para movilizarse en diferentes zonas de Quito.EXTRA.

Quito: peatones en alerta por invasión de scooters y motos eléctricas

Autoridades nacionales y seccionales no resuelven el problema de estos aparatos. Que hay vacío legal, dicen

Hacer de peatón en Quito es una experiencia extrema. La invasión de scooters, bicicletas y motos eléctricas es su propia pandemia: estos silenciosos y rápidos vehículos irrumpen cualquier rato.

Se toman la ciclovía o corren por las calles, incluso en contravía. Se deslizan sobre aceras y espacios exclusivos del peatón o zigzaguean al interior de los parques. También usan el carril del trole. Pronto estarán corriendo en los andenes del metro.

EXTRA logró (tras una vueltota burocrática) un pronunciamiento de Alex Pérez, secretario de Movilidad, del poco ilustre Municipio de Quito. El funcionario evidencia conocimiento del problema, pero también incapacidad para actuar en consecuencia.

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El papel aguanta todo​

Motos de verdad y de uso oficial incluso vuelan por la ciclovía, de uso exclusivo para ciclistas. Que la Agencia Metropolitana de Tránsito (AMT) ejecuta operativos de control, dice la respuesta. En cuatro años no he visto ni uno: la ciclovía es del más sapo o agresivo.

El Municipio se ampara en la “normativa vigente” sobre el uso de las ciclovías para bicis a pedal. Pero esa letra muerta no la cumplen ni los agentes de tránsito. De mis manos ya pasó: ley hay, pero de ahí a que se cumpla…

Muchos de los invasores son menores de edad, que llevan al perro y usan audífonos, pero no casco. Según la Ley de Tránsito, para conducir motos se requiere ser mayor de edad y tener licencia: ni lo uno ni lo otro. ¡Los pelados no les paran bola!

¿Es merengue o no es merengue?

El Municipio explica que, respecto a la venta de estos vehículos (motos eléctricas), “no existe normativa legal nacional”. Se importan, venden y usan como si fueran peluches. “Como consecuencia, estos vehículos se comercializan con escasa regulación, llegando incluso a ser tratados como juguetes, sin exigencia de matrícula ni otros controles formales”.

Agrega que “al no contar con normativa específica, no es posible determinar con claridad si estos vehículos están destinados al transporte de pasajeros ni establecer lineamientos para su uso adecuado en el espacio y la vía pública. Asimismo, no se dispone de un registro nacional y local de datos precisos sobre la cantidad de estos vehículos”.

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Solo en 2024, los scooters estuvieron involucrados en 22 accidentes de tránsito, con 21 lesionados.EXTRA.

La Secretaría de Movilidad enfatiza que las casas comerciales ofertan motos eléctricas como scooters y las venden “sin matrícula, homologación ni revisión técnica, ni controles técnicos”. Una de estas nos topamos con el Corvette de la Barbie corriendo en la ciudad más linda del mundo.

Añaden que “esta situación refleja una ausencia de normativa específica, que impide definir restricciones de edad, condiciones de seguridad y responsabilidades de los usuarios, generando riesgos viales”. ¡Elemental, pues, Watson!

La autoridad es eludida por mercaderes que declaran “juguetes”, pero venden vehículos que caotizan la vía pública: con cero control y, aprovechando el “vacío legal”, la prevalencia de unos vendedores sobre el peatón, el ciclista y la autoridad. ¡Fregados!

La Secretaría de Movilidad señala que la “regulación de estos vehículos corresponde al Gobierno Nacional”. Ernesto Varas, en 2023, director de la Agencia Nacional de Tránsito (ANT), dijo que los gobiernos locales deben crear las ordenanzas. ¿Y una mesita de trabajo entre responsables, otra consultoría, cualquier cosita?

Afirman que “el Municipio de Quito, en el marco de sus competencias, trabaja a través de la Comisión de Movilidad del Concejo Metropolitano en el análisis y tratamiento de proyectos de ordenanza…”. El problema tiene años y crece cada día, pero siguen “analizando”. Eso de tener abuelita, pero muerta.

Una ordenanza tipo cangrejo​

El concejal Wilson Merino propuso, hace tres meses, la ordenanza. “Como el cangrejo, algo avanza en la Comisión de Movilidad”. Considera a los scooters como una “alternativa viable, económica y sostenible”. Su crecimiento exponencial no tiene el desarrollo normativo de Madrid, Santiago de Chile o Bogotá.

Propone llenar el “vacío legal” y un enfoque integral al problema de Quito. Caracteriza los vehículos que, registrados en la AMT, están destinados a la circulación urbana exclusivamente por la ciclovía, a no más de 25 kilómetros por hora, en distancias cortas y sin requerir matrícula ni licencia de conducir. Un avance, “pero si no eres del partido o afín al alcalde…”.

En las jodidas motitos se ve a familias a bordo, sin casco, sin licencia, placa ni perro que les ladre. Otros son los repartidores de comida, quienes vuelven pistas los parqueaderos de los centros comerciales o se paran a filo de avenida a escribir mensajitos a mamá.

Corretean como les da la gana, a velocidades que provocarán un siniestro fatal. Cuando descerebren un muertito, dirán esto mismo y que se investigará hasta las últimas consecuencias. Sin embargo, el alcalde invita a la inauguración… ¡de un paso cebra! A prisa y sin pausa, a paso de entierro o en bicimoto, Quito se va al diablo. ¡Pero están analizando!

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