El balneario de Ayangue, ubicado al norte de la provincia de Santa Elena, dio inicio este sábado 12 de julio a su esperada temporada de avistamiento de ballenas jorobadas, una actividad que cada año atrae a turistas nacionales y extranjeros.

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Conocido como “la piscina del Pacífico” por la tranquilidad de sus aguas marinas, Ayangue es uno de los destinos más apreciados por los aventureros que buscan presenciar de cerca el espectáculo natural del apareamiento y los saltos acrobáticos de estos gigantes del océano.

Desde la costa, a solo tres millas náuticas, ya se pueden observar ejemplares que llegan hasta aguas ecuatorianas entre junio y septiembre para reproducirse y dar a luz a sus crías.

La jornada inaugural incluyó un ritual simbólico inspirado en tradiciones ancestrales, donde un grupo de jóvenes locales, ataviados como aborígenes, realizó una ceremonia de ofrendas con flores y frutas a la madre naturaleza. La escenificación del cortejo de las ballenas fue parte del acto, en una combinación de arte, cultura y conciencia ambiental.

Luego, los asistentes se acercaron al borde del mar, donde una embarcación representó el recorrido típico de avistamiento. Esta experiencia, denominada “Sinfonía de Ballenas”, es la principal oferta turística de la temporada.

En la orilla se encuentran al menos una decena de embarcaciones certificadas, listas para llevar a los visitantes al encuentro con las jorobadas, bajo estrictas normas de seguridad y protección ambiental.

Además del avistamiento de ballenas, en Ayangue es posible visitar el islote El Pelado, hogar de una notable colonia de lobos marinos. El sitio también es ideal para el buceo, gracias a su biodiversidad marina y aguas cristalinas, que convierten al sector en uno de los mejores puntos de inmersión del país.

Voces

“Esperamos que nos visiten muchas personas, no solo del país, sino también turistas extranjeros. El espectáculo de las ballenas en Ayangue es simplemente espectacular”, expresó Elías Orrala, propietario de un local de comidas frente al mar.

Laura Marín, turista proveniente de Cuenca, compartió su emoción: “Es la primera vez que vengo a Ayangue para una actividad como esta. Mi familia ha visto la danza de las ballenas y ahora quiero vivirlo en persona”.

Las autoridades locales estiman que, durante los fines de semana —especialmente en vacaciones escolares de la región Sierra—, el flujo de visitantes se duplicará, fortaleciendo la economía del sector y consolidando a Ayangue como uno de los destinos más encantadores del litoral ecuatoriano.

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