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Con pancartas, familiares de los privados de libertad realizaron ayer un plantón afuera de la ‘Peni’.Gerardo Menoscal

Protestas con sangre en la Penitenciaria de Guayaquil: ¿Qué está pasando?

Una fuente del SNAI reveló a EXTRA que existe un pabellón destinado a los reos que padecen tuberculosis

“Pedimos un trato digno para nuestros PPL (personas privadas de libertad). No son animales. Allá adentro se están muriendo y no reciben atención médica”, manifestó una madre de familia que este jueves 3 de julio acudió al Centro de Rehabilitación Social de Varones de Guayaquil para exigir asistencia médica para su hijo.

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La mujer, que llegó desde el noroeste de la ciudad, contó que la noche anterior, junto a otras familias de reclusos, planearon una manifestación pacífica en los exteriores del penal, ubicado en el kilómetro 15,5 de la vía a Daule, donde actualmente permanecen más de 7.300 internos.

“Se están muriendo por tuberculosis, pero nadie hace nada. Mi hijo lleva dos años detenido y no sé si está contagiado, porque tampoco tengo cómo saber su estado de salud. Si el Gobierno no tiene cómo darles medicamentos, que nos deje a nosotros proveerlos”, expresó mientras sostenía una pancarta que decía: “Queremos a nuestros PPL vivos, no muertos”.

Otras madres, esposas y hermanas se unieron a la protesta. Todas coincidieron en un clamor urgente: atención médica inmediata para los reclusos que, según denuncian, están muriendo por falta de tratamiento.

EXTRA solicitó al SNAI información oficial sobre el número de personas privadas de libertad fallecidas por tuberculosis, pero hasta el cierre de esta edición no se obtuvo respuesta.
Como protesta, una mujer cubrió su rostro con su propia sangre, que se extrajo afuera de la ‘Peni’.GERARDO MENOSCAL

“Mueren todos los días”

Testimonios recogidos por EXTRA entre personal penitenciario revelan una situación crítica. “En mi turno muere uno; en el de la noche, otro. Hay días en que fallecen hasta cinco”, afirmó un funcionario del Servicio Nacional de Atención Integral a Personas Adultas Privadas de la Libertad (SNAI), quien pidió mantener su identidad en reserva.

Agregó que los decesos no solo se producen dentro del penal, sino también en los hospitales a donde los internos son trasladados en estado crítico.

El pabellón 7 fue habilitado exclusivamente para personas con tuberculosis y allí se estima que hay entre 400 y 500 contagiados. Sin embargo, la enfermedad ya se habría extendido a los 11 pabellones habilitados de la Penitenciaría.

“El contacto cercano, el hacinamiento, el calor, la falta de ventilación… todo ha contribuido. Se calcula que hay al menos mil internos enfermos, casi el 14 % de la población total del penal”, detalló el mismo funcionario.

En cualquier cárcel del mundo, un brote de tuberculosis es un tema muy grave. El principal factor de riesgo es el hacinamiento, ya que esta enfermedad se transmite por contacto directo a través del aire”.Washington Alemán, Infectólogo

Problema de salud pública

El infectólogo Washington Alemán advirtió que la situación en la Penitenciaría del Litoral representa una emergencia sanitaria.

“La tuberculosis en ese centro es un problema de salud pública grave”, expresó.

Recordó que aunque la administración penitenciaria está bajo control del Ministerio de Gobierno, la responsabilidad sobre las enfermedades infecciosas recae en el Ministerio de Salud Pública.

En la penitenciaría se registran 565 privados de libertad en tratamiento.cortesía - Ministerio de Salud Pública

“No se han implementado medidas efectivas para contener el brote. Oficialmente, se dijo que los casos eran antiguos, pero no hay forma de verificarlo. Esa información no ha sido confirmada”, explicó.

Alemán también alertó sobre el riesgo de expansión fuera del sistema carcelario.

“La tuberculosis puede transmitirse a familiares, guías penitenciarios y trabajadores. Ya se han reportado casos entre el personal que labora en el penal. Si no se aplican medidas de bioseguridad, esto puede volverse incontrolable”, enfatizó.

Dos tipos de tuberculosis

Existen dos formas de tuberculosis: la sensible, que responde al tratamiento convencional de seis meses; y la resistente, que requiere medicación más prolongada, tiene menos opciones terapéuticas y presenta mayor mortalidad.

Ambas formas están presentes entre los reclusos, y la segunda se propaga con facilidad.

“El problema es que la falta de control, el hacinamiento y la negativa de algunos internos a tomar la medicación aumentan el riesgo de que la forma resistente se disemine”, concluyó Alemán.

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