En las polvorientas calles del barrio Patricio Páez, en Esmeraldas, vive Dereck, un niño de 12 años que nació sin su pierna izquierda, pero que sueña con ser futbolista. Su historia, marcada por la adversidad, se ha convertido en un testimonio de esperanza y en un llamado a la solidaridad.

Pese a las barreras físicas y sociales, Dereck no se detiene: corre, trepa árboles, anda en bicicleta y patea la pelota con una determinación que conmueve a quienes lo conocen.

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“Yo lo he criado como a un niño normal”, dice su abuela, Elsita Angulo, quien desde que Dereck llegó al mundo asumió la tarea de madre y padre. “Nunca lo limité, nunca le dije que no podía. Él juega, trepa, se lanza a la patineta, hace todo”.

Dereck nació con el síndrome de bridas amnióticas, condición que impidió el desarrollo completo de su extremidad inferior izquierda. A los dos días de nacido, los médicos debieron amputarle lo que no alcanzó a formarse.

Desde entonces, la vida del niño ha sido un desafío constante, pero también un ejemplo de resiliencia. Su padre emigró y su madre no ha estado presente en su crianza. Su abuela se convirtió en su sostén, la voz que lo alienta cada mañana. “Yo le enseño que nada le falta, que no tiene que sentirse menos”, insiste.

El fútbol entró en la vida de Dereck casi por casualidad, mirando a otros niños en la calle, lanzándose al suelo para alcanzar la pelota, incluso cuando solo podía moverse de rodillas. Desde entonces, nada lo separa del balón. Su sueño es claro: quiere meter goles, ganar partidos y, algún día, comprarle una casa a su abuela.

Elsita asegura que aunque muchas veces la realidad los golpea, Dereck nunca deja de sonreír. “Él mismo busca la manera de salir adelante. Hasta vende chupetes o golosinas para comprarse sus cosas. Es un niño muy despierto, muy interactivo. Todo el mundo en Esmeraldas lo conoce”.

La historia de Dereck es la evidencia de la fortaleza de una familia, de la capacidad de una comunidad para unirse y de cómo la esperanza puede abrirse camino incluso en los escenarios más difíciles.

Le buscan apoyo para sus entrenamientos

Dereck forma parte de la Fundación Sin Límites, que impulsa la práctica del fútbol adaptado y busca integrar a jóvenes con discapacidad en equipos oficiales. Allí, Dereck ha encontrado un lugar para alimentar su sueño.

El problema es que la fundación funciona en Quito y exige que el niño viaje al menos una vez al mes para entrenar. Los pasajes, estadía, gastos médicos y la posibilidad de conseguir una prótesis dependen de recursos que la familia no tiene. Por eso, jóvenes creadores de contenido en redes sociales, encabezados por Milton Sotomayor, decidieron organizar una jornada solidaria.

“Lo llamamos el Batallón del Amor”, explica Sotomayor. La actividad será este sábado 4 de octubre de 2025 en las calles Olmedo y Ricaurte, en el centro de Esmeraldas, en el local El Pollo Forastero. Lo recaudado permitirá que Dereck viaje a Quito y no pierda la oportunidad de seguir formándose en el camino que algún día podría llevarlo a vestir la camiseta de la Selección Nacional de Fútbol para Personas con Discapacidad.

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