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Ecuador

Familiares esperan información sobre el estado de salud de los detenidos en los exteriores de la cárcel de Esmeraldas.Luis Cheme

¿Qué hay detrás del motín en cárcel de Esmeraldas que dejó al menos 17 muertos?

El motín habría sido planificado por miembros del GDO Los Tiguerones en medio de disputas de poder y fallas del sistema penitenciario

La madrugada del jueves 25 de septiembre de 2025, el Centro de Privación de Libertad de Esmeraldas se convirtió en escenario de una de las masacres carcelarias más sangrientas del año: 17 reclusos fueron asesinados y más de una decena resultó herida. Lo que en apariencia fue un estallido repentino de violencia tiene, en realidad, raíces profundas que se incubaron durante semanas.

De acuerdo con fuentes de inteligencia, el ataque fue planificado desde Colombia por un alto miembro de Los Tiguerones, organización narcodelictiva que atraviesa una pugna interna de liderazgo tras la captura de los hermanos William y Alex Alcívar Bautista en España, en octubre de 2024. Los Alcívar, conocidos como “Negro Willy” y “Alex”, habían convertido al grupo en una maquinaria binacional del narcotráfico. Su caída abrió un vacío de poder que ahora desató la guerra interna y una reconfiguración de los liderazgos.

El objetivo de la masacre, según esas fuentes, era claro: reafirmar la supremacía de Los Tiguerones en el penal eliminando a rivales, a Los Lobos y Los Choneros. La cárcel de Esmeraldas, que alberga a unos 1.500 detenidos, pero tiene una capacidad para 1.100 reclusos, se transformó en el epicentro de esa estrategia. No es casual: allí nació la estructura, cuando “Negro Willy” trabajaba como guía penitenciario y conocía cada detalle de la institución.

La chispa que encendió la tragedia fue la medida del SNAI de concentrar en este penal a miembros de distintas bandas. "Allí solo hay cabida para 'Los Tigres', ellos son los que mandan, ningún miembro de otra banda puede estar allá adentro", aseguró la familiar de un recluso que pidió no ser identificada.  

Una ambulancia sale de la cárcel de Esmeraldas trasladando a uno de los heridos de la masacre ocurrida del jueves 25 de septiembre.Luis Cheme

La trampa que desató la masacre

El motín se activó con una artimaña: Los Tiguerones difundieron una alerta falsa sobre la muerte de un preso en el pabellón C. Un soldado ingresó a verificar, pero fue despojado de su fusil y de las llaves de las celdas. Con esas herramientas, los atacantes abrieron pabellones y se lanzaron contra Los Lobos, Los Choneros y otros internos. Vecinos de los alrededores reportaron detonaciones durante varias horas, mientras la Policía y las Fuerzas Armadas lograban ingresar recién después del amanecer.

Este hecho se suma a la matanza registrada días antes en la cárcel de Machala, en la provincia de El Oro, donde perdieron la vida 16 personas: 15 reclusos y un agente de seguridad penitenciaria.

En total, 33 muertes en menos de una semana reflejan el recrudecimiento de una crisis carcelaria que el Estado sigue sin poder contener.

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