Fueron cuatro los ciudadanos ecuatorianos los que perdieron la vida en el trágico incendio de las discotecas Teatre y Fonda Milagros ocurrido en Murcia, España, y que enlutó al país ibérico.

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En el proceso de identificación de las víctimas, la Policía española tuvo que usar huellas dactilares en unos casos y pruebas de ADN en otros. Hasta este miércoles 4 de octubre varios de los fallecidos eran declarados como desaparecidos, porque su identificación resultaba difícil.

Entre las 13 víctimas hay colombianos, nicaragüenses y cuatro ciudadanos ecuatorianos, de acuerdo a un informe revelado por El País.

Rafael Miranda tenía 37 años y estaba en España desde hace dos décadas. Según contó su hermano Cristopher a medios locales, él trabajaba en una empresa de piezas de alcantarillado y llevaba unos 20 años en ese país. Rafael llegó a la discoteca a celebrar el cumpleaños de un viejo amigo al que conocía gracias a que sus respectivas parejas eran amigas. Seiby, la novia de Rafael, logró salir de la discoteca y fue quien puso en alerta que su pareja no le contestaba. 

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Jorge Batioja era un hombre dedicado a manejar tractores en España. Específicamente en Caravaca. Fue desde este lugar que condujo hasta Murcia con dos de sus amigos nicaragüenses y su esposa, también fallecidos en el siniestro. Tenía tres hijos de 16, 9 y 4 años. 

Rosa María Rosero era la esposa de Jorge Batioja. Tenía 32 años y estaba estudiando un curso de empleo de limpieza y mantenimiento de jardines en el Ayuntamiento de Carnavaca. Fue en esta población donde se quedaron sus tres hijos esperando que sus padres regresaran de la fiesta.

John Altamirano era amigo de Eric, el nicaragüense de 30 años que estaba celebrando en la discoteca el día del incendio. Él llegó al lugar con su esposa Tania, oriunda de Nicaragua. De acuerdo al Diario El Mundo, era albañil y tenía una gran afición por el fútbol que compartía con Eric. 

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