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En Cuenca se perdió a “un gran guerrero de Cristo”
El féretro de Luna Tobar estará hasta el mediodía del viernes 10 de febrero en la Catedral de la Inmaculada Concepción.
“Hemos perdido a un gran guerrero de Cristo, amante de la justicia, amigo de los más pobres y necesitados, icono de la iglesia ecuatoriana; nos deja un legado de humildad”, expresó el arzobispo Marcos Pérez, al iniciarse en Cuenca el velatorio de Luis Alberto Luna Tobar. Monseñor falleció el martes 7 de febrero en Quito.
El féretro estará hasta el mediodía del viernes 10 de febrero en la parte baja y frente al altar mayor de la Catedral de la Inmaculada Concepción para que el pueblo cuencano pueda despedirse de su pastor espiritual y religioso, anotó Marcos Pérez. En el templo se ofrecerán misas cada dos horas.
Ocho personas, cuatro militares con sus armas sobre los hombros, dos miembros de la Guardia Ciudadana y dos agentes civiles de tránsito vigilan el ataúd. Un grupo de 30 ciudadanos, vestidos de negro, formaban una calle de honor. Fueron ellos quienes organizan el acercamiento de los fieles para despedir a su Monseñor. La colocación de ofrendas florales es a cada instante.
“Ayer él (’Monchito’) estuvo con la gente, hoy la gente está con él para inmortalizarlo”, expresó Joaquín Avilés, hombre que junto a unas mil personas participaron de la primera misa a las 08:00, de este jueves 9 de febrero. El sacerdote Eduardo Andrade ofició la misa, junto al cofre que contiene los restos de Luis Alberto, que permaneció cerrado y cubierto de flores muy coloridas.
Durante esta mañana delegaciones de estudiantes de instituciones educativas ingresaron a la iglesia matriz para despedir al religioso que durante 19 años dirigió la iglesia cuencana.
Maruja Aucapiña, vistiendo una pollera azul, blusa blanca y abrigo negro, colocaba sobre un pebetero una vela blanca. “Es para pedir a Dios que al Monseñor lo tenga en su gloria, ha partido a su llamado no solo un gran hombre, sino un verdadero religioso y amigo del pueblo”, dijo la mujer.
En otro de los altares, algunos feligreses oraban de rodillas, mientras al centro de la iglesia el grupo mayor participaba de la misa y oración por el descanso de Luis Alberto Luna. “Cómo olvidar a aquel hombre religioso, con boina negra y llevando siempre un maletín negro, que cada día me bendecía y pedía por mis ventas” sostuvo Sandra Hurtado, mujer dedicaba al expendio de velas y cirios al costado izquierdo del ingreso de la Catedral.
“Fue quien, en los últimos tres años de su arzobispado, lo ayudaba a desembarcarse de un carro plomo que siempre lo traía. Caminaba muy lento, y del brazo lo hacía entrar”, anotó Hurtado afirmando que, pese a su edad, nunca faltó a las misas de las 09:00. Al otro costado del ingreso a la iglesia, está Targelia Cabrera, que vende velas en ese sitio desde hace unos 60 años. Ella exclamó “solo se me ha adelantado.
Durante 19 años, todos los días me saludó con un abrazo fuerte, me decía Dios te llene de salud. Nunca permitió que la Catedral se cierre, ni siquiera en épocas de huelga, a los policías pedía que se abran las puertas, “para que el pueblo ore y halle consuelo en Dios”, según Targelia.
Cuenca está de luto. Las banderas junto al parque Abdón Calderón tiene en lo alto de sus astas un crespón negro, a la espera que mañana viernes 10 de febrero, se dé el adiós eterno a su pastor.
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Cientos de feligreses, unos de vestían de negro, blanco o morado, es decir de duelo >> https://t.co/Mi7TJAvS3r pic.twitter.com/Vh7GHeO0k5
— Diario Extra (@DiarioExtraEc) 9 de febrero de 2017