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Pozos de agua con candela en Jipijapa
Carlos Anchundia, Jipijapa
Antes del terremoto era un simple pozo de agua. Pero 24 horas después del movimiento telúrico que destruyó parte de Manabí y Esmeraldas, el agua se convirtió en combustible. Y ese fenómeno tiene con los ‘pelos de punta’ a los habitantes del recinto Choconchá, en el cantón Jipijapa.
Yuri Tigua Parrales relata que el domingo 17 de abril todos estaban nerviosos por lo ocurrido un día antes. Pero cuando el reloj marcaba las 21:00 se escuchó un sonido similar a una explosión. Con linternas salieron a verificar lo que sucedía y vieron que uno de los 12 pozos, que hace muchos años fueron construidos para darle agua a Jipijapa en tanqueros, estaba en ebullición.
Se prendían
Se fueron a sus casas con la preocupación de que algo raro pasaba en la zona, después del terremoto. Y al siguiente día el pozo que empezó con la ebullición había calmado, pero otro que estaba a dos metros de distancia empezaba a hervir. Y por curiosidad uno de los habitantes le colocó un fósforo y el agua se encendió y el pozo se convirtió en una especie de hornilla de cocina, pero con la novedad de que el líquido no se calienta. La noticia se regó como pólvora por todo Jipijapa y el Municipio de la localidad pidió técnicos para que verifiquen el fenómeno natural, provocado, al parecer, por el terremoto.
Tiene historia
Yuri Tigua relató a EXTRA que su abuelito Juan Parrales le contó que en 1957 un aguacero desbordó una represa que había en Choconchá. Y cuando las aguas bajaron su nivel apareció un pozo con agua en ebullición (hirviendo). Y una noche un campesino que cruzaba por la zona con un candil se acercó a observarlo, pero al alumbrar con la candela de su ‘lamparita’, el agua agarró la llama. Por miedo los habitantes de aquella época decidieron enterrar ese pozo para evitar algún accidente. Y desde allí, nadie observó otro fenómeno similar, hasta el día del terremoto.
“Presumo que en este sector existe gas acumulado debajo de la tierra y producto del movimiento telúrico algo se rompió y por eso el agua hierve y se enciende como si fuera una hornilla”, agrega el campesino, quien junto a los pozos ha armado un pequeño museo, con piezas arqueológicas que le regaló su tío Enno Parrales Klerker y que fueron encontradas en el sitio. “Esto debe ser explotado como punto turístico, porque existe un río que puede ser arreglado con ayuda municipal, además por aquí existen cascadas”, comentó Tigua.