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500.000 jóvenes en Ecuador de 15 a 24 años no estudian ni trabajan.Cortesía

Delincuencia juvenil: ¿por qué más jóvenes quieren ser maleantes en Ecuador?

El caso de un adolescente robando con una banda refleja un fenómeno creciente: menores sueñan con ser maleantes y son reclutados por grupos delictivos

Un adolescente de 17 años fue detenido en Rumiñahui tras intentar robar un televisor, presuntamente vinculado a una red criminal que utiliza a menores para expandir actividades delictivas. Este caso es apenas un reflejo de un contexto alarmante de creciente violencia y pobreza en Ecuador que es aprovechado por el crimen organizado para vincular a menores de edad a sus negocios ilícitos. 

Un menor de edad fue capturado por la Policía Nacional y es señalado de ser parte de una presunta red dedicada a robar en domicilios y a personas en Rumiñahui, un cantón de Pichincha localizado al oriente de Quito.

Al adolescente, de 17 años, lo atraparon dentro del negocio de una mujer mientras pretendía llevarse un televisor, la madrugada del lunes 7 de julio. Minutos antes, él y otros cuatro sujetos habrían hurtado más electrodomésticos de la propiedad.

A unos cinco minutos del lugar de los hechos, los agentes ubicaron la casa donde guardaban los objetos robados, en la que encontraron más evidencia que estaría relacionada con otros delitos.

Además, se presumía que había armas de fuego, pero no las hallaron. Lo que sí se llevaron fueron herramientas con las que supuestamente forzaban las seguridades de los inmuebles que pretendían irrumpir y una máscara con la que, al parecer, el adolescente ingresaba a las casas para delinquir.

El menor detenido en Rumiñahui habría sido reclutado por una banda criminal.Cortesía

Los cuatro presuntos delincuentes recibieron prisión preventiva y son investigados por el delito de hurto, mientras que el menor fue aislado.

Semillero de bandas criminales en Ecuador

Cada vez es más común que menores de edad formen parte de una organización criminal en el país, lo cual ha sido objeto de estudio de la Fundación Panamericana para el Desarrollo (PADF), que publicó una investigación al respecto.

En este documento se explica que desde el 2019, en el marco de una violenta y sostenida crisis penitenciaria, surgieron bandas criminales que han ampliado su poder a través de la violencia, la extorsión, el tráfico de drogas y el secuestro, y que una de sus estrategias es promover un mayor acercamiento a niños y niñas desde los 10 años, no siempre por medios coercitivos, sino siguiendo una lógica de adoctrinamiento.

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El adolescente implicado en la organización delictiva de Rumiñahui les habría dicho a los policías que lo capturaron: “Yo ingresé al domicilio por necesidad económica... Las demás cosas las dejé dentro de una casa”.

El menor de edad implicado en el robo de Rumiñahui fue aislado.cortesía

Este dato habría sido clave para que los agentes llegaran a la ‘guarida’ de la banda, pero también refleja la realidad en la que están inmersos los menores de edad en la actualidad.

Según la Unicef, hasta 2023, alrededor de 500.000 jóvenes entre los 15 y 24 años no estudiaban ni trabajaban. Este crecimiento de la pobreza ha sido aprovechado por las organizaciones criminales, que también buscan espacios en la desigualdad educativa.

En este contexto, un dato revela que más de 250.000 jóvenes fueron expulsados del sistema educativo por escasez económica o deserción. Más de la mitad están entre los 15 y 17 años y no tienen interés en incorporarse al esquema institucional.

El imaginario delictivo en jóvenes del Ecuador

El 11 de junio del 2025, el influencer guayaco Wallas Da Silva acudió a las afueras de una unidad educativa del centro de Guayaquil para hacer uno de sus característicos videos en los que entrevista a los estudiantes sobre cualquier tema o para hacerles preguntas capciosas.

El creador de contenido llegó justo en el momento en que un grupo de alumnos se veía inmerso en una bronca. Sin embargo, más allá de este relajo, de todas las entrevistas que realizó, una se volvió viral. En esta, Wallas Da Silva se acercó a un grupo de cuatro adolescentes de noveno, a quienes les preguntó qué querían ser cuando sean adultos. Uno de ellos, sin reparo, dijo: “¡Queremos ser maleantes, delincuentes, aportando a los delincuentes!”.

El youtuber, sorprendido por la respuesta, siguió hablando con los chicos para saber si solo era una broma, pero ellos aclararon que quieren ser delincuentes porque eso les haría millonarios y que van al colegio porque les obligan.

Aunque días después el guayaquileño salió en un video diciendo que el contenido fue actuado, los usuarios de internet se quedaron con ese imaginario delictivo que tienen los jóvenes en la actualidad.

Una cultura del crimen en los jóvenes

En el estudio de la PADF se menciona el concepto de ‘subcultura criminal’, que hace referencia al proceso de socialización deficiente en el que existe una transmisión de valores y técnicas delincuenciales influidos directamente por grupos cercanos a los jóvenes (familia, amigos, compañeros de escuela) y de forma indirecta (redes sociales, medios de comunicación, entre otras vías).

Este video se volvió viral en redes sociales. Los jóvenes aseguraron que quieren ser delincuentes.captura de video

“Se puede dar en forma de un aprendizaje natural frente a un estímulo dado, un aprendizaje instrumental que lleva al individuo a evaluar las consecuencias de sus actos, o un aprendizaje por imitación que se desarrolla netamente por observación o réplica de comportamientos desviados”.

Según la investigación, en un contexto donde los valores negativos prevalecen sobre los positivos, la subcultura constituye una especie de microcosmos cultural donde se refuerzan diversos significados alrededor de lo ilegal.

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Estas nuevas expresiones de conducta se caracterizan por sentimientos de destructividad, negativismo total, gratificación hedonista inmediata con drogas, sexo, dinero, poder, armas, machismo, entre otras manifestaciones.

También conlleva a tomar decisiones que desafían a la autoridad y que no necesariamente son utilitarias ni le permiten al individuo alcanzar proezas y gratificación personal.

En algunos colegios de la capital han existido incidentes con estudiantes que serían parte de bandas criminales.Cortesía

Violencia en los colegios de Ecuador

El 19 de junio, un estudiante del Colegio Central Técnico, en el norte de la capital, habría llevado un revólver al curso y junto a otros compañeros lo manipularon hasta que salió un disparo. Tras el incidente no se reportaron heridos, pero sí despertó las alertas de la comunidad educativa.

Christian Veloz, presidente de la Asociación de Profesionales de la Educación (APE), le dijo a EXTRA que el caso se trataría de una supuesta intimidación a uno de los profesores del plantel y que no sería un hecho aislado “como intentaron hacer creer”.

El dirigente mencionó que a nivel nacional existen decenas de casos de docentes que son víctimas de extorsiones, que por lo general son perpetradas por miembros de grupos de delincuencia organizada, quienes presuntamente reclutan a estudiantes para que pertenezcan a estas estructuras.

Seis días después del incidente, padres de familia hicieron un plantón en las inmediaciones del Ministerio de Educación, donde exigieron que la Policía intervenga en el plantel, porque habría dos bandas criminales que pretenden reclutar a sus hijos.

Este revólver le hallaron al adolescente de 14 años del Colegio Central Técnico.Cortesía

Bajo esta realidad, la PADF ha determinado en su estudio que las estructuras delictivas reclutan a adolescentes por diversos propósitos estratégicos, entre los que destacan:

  • Evadir el accionar de la justicia penal en el juzgamiento de delitos graves.

  • Formar semilleros sociales para especializar a los menores de edad en carreras criminales.

  • Controlar y disponer de mano de obra confiable, económica y leal para controlar y expandir la red criminal.

  • Ejercer un efectivo mecanismo social de inteligencia para la protección social de los jefes de las organizaciones.
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Las investigaciones policiales en el caso del adolescente aislado en Rumiñahui determinaron que el chico supuestamente habría estado probando ‘sus agallas’ para pertenecer a una banda delictiva.

Esto concuerda con la versión de la víctima del inmueble, quien señaló que, luego de revisar las cámaras, pudo observar que el menor de edad recibía órdenes de los otros sujetos para cometer el delito.

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