Exclusivo
Actualidad

Vecinos del Cotopaxi: “Ya no le tenemos miedo al volcán”
Comunidades en las faldas del Cotopaxi dicen no temer al volcán, aunque recuerdan el caos de 2015. Sí se han implementado protocolos de evacuación
Los vecinos del Cotopaxi no le tienen miedo. Han crecido en sus faldas con la normalidad de cualquier pueblo, aunque de vez en cuando les haga ‘pegar’ un susto.
El último fue el del 16 de agosto, por un sismo de magnitud 4,8 que los hizo levantarse de la cama. Desde entonces no se han registrado novedades. “Acá tranquilo, gracias a Dios no ha pasado a mayores, estamos tranquilos todos”, asegura Nelson Ávila, presidente del gobierno parroquial de Mulaló.
(Te puede interesar: “Ni los rateros vienen”: la crisis de despoblamiento en la avenida Amazonas de Quito)
Ávila explica que las autoridades locales han coordinado con el Municipio, la Prefectura y la Secretaría de Riesgos para fortalecer la preparación comunitaria. “Han hecho varias capacitaciones acá en el territorio, en cada uno de ellos”, dijo.
Preparación comunitaria en Mulaló
El dirigente señala que existen planes de contingencia vigentes, trabajados desde hace varios años. En los últimos meses se instalaron más de 80 señaléticas para indicar las rutas de evacuación hacia albergues temporales.
Además, funcionan 14 alarmas del Sistema de Alerta de Flujos (SAT), que cada domingo son probadas y reportadas por las autoridades locales. “Sí se han reportado, están activas las alarmas”, aseguró Ávila.
Estas medidas buscan que, en caso de una eventual erupción, las comunidades reaccionen de manera rápida y organizada. La memoria de lo ocurrido en 2015, cuando el Cotopaxi lanzó ceniza y obligó a evacuar ganado y suspender actividades, sigue presente en la población.

Convivir con el coloso
Levantarse y ver al volcán imponer su presencia con una capa blanca es un privilegio para los habitantes de la zona, aunque también les genera incertidumbre. Segunda Romero, vecina de Mulaló de más de 70 años, dice que hay “ratos fríos, ratos calientes, pero ahí estamos”.
Recuerda que la única vez que sintió miedo fue cuando cayó ceniza: “Mis hijos nos llevaron allá, por Pastocalle, pero solo una noche me dormí allá. No me pude alejar mucho tiempo”.
Rutas de evacuación en duda
Aunque reconoce que les han advertido sobre el riesgo, Romero admite que no sabe con certeza por dónde evacuar si el volcán se activa. “Antes había un camino para ir al Boliche, pero ya sacaron el puente, ahora ya no sé por dónde iré”.
Su testimonio refleja una preocupación latente, aunque existen planes sobre el papel, la realidad de la infraestructura y los caminos bloqueados podrían complicar la evacuación.
“Nunca hemos tenido miedo”
Desde la comuna San Agustín del Callo, Rosaura Llanos explica que nació y siempre ha vivido a la sombra del Cotopaxi. “Nunca hemos tenido miedo, siempre sabíamos que estaba ahí”, dice.
Los vecinos crecieron escuchando a padres y abuelos contar cómo en una erupción el cielo se oscureció tres días.
El 2015 fue la experiencia más fuerte que atravesó: “Era un caos, nos asustamos de verdad porque nunca nos ha pasado esa situación. Esa vez casi la mayoría de las personas salieron como más pudieron y después regresaron”.
Hoy, tras el reciente sismo, aseguró que la alerta volvió. “Claro que nos mantienen en alerta, pero ¿qué le vamos a hacer? Si es que erupciona, Dios mediante podremos salir para salvar nuestras vidas. Si no, hemos de quedar aquí”.
Llanos reconoce que, aunque son conscientes del riesgo, no viven con las maletas listas. “No estamos como para salir corriendo dejando todo, nos va a dar pena”.
La experiencia de 2015
Otra vecina, Lidia Caiza, de 46 años, también recordó aquel episodio. “Sí, nos evacuaron, más que todo por mi niño, estaba pequeñito. Lo que cayó fue ceniza, nada más, pero estaba fuerte”.

También aseguró que el volcán ya no le asusta. Frente al último sismo, cuenta que lo sintieron temprano en casa, aunque no recibieron más alertas. Confía en las señaléticas: “Sí sé por dónde tendría que evacuar”, aseveró.
Caiza, como otros vecinos, está acostumbrada a ver al Cotopaxi botando vapor ocasionalmente y considera que la comunidad ha aprendido a convivir con él.
El volcán más vigilado del Ecuador
El Cotopaxi, de 5.897 metros de altura, es considerado uno de los volcanes más vigilados de América Latina por su historial eruptivo y la densidad poblacional a su alrededor.
La erupción de 1877 devastó valles enteros con flujos de lodo que llegaron hasta Latacunga y afectaron incluso a zonas cercanas a Quito.
Según Ávila, las cuatro quebradas que bajan desde la cumbre serían el camino de los flujos hacia Latacunga. “Se cubriría la ciudad”, advirtió.
Hoy, miles de personas viven en zonas de influencia directa. Solo en Mulaló habitan unas 14.000 personas, lo que convierte a los simulacros y alarmas en herramientas vitales para ganar tiempo en caso de una erupción.
Monitoreo técnico permanente
El especialista del Instituto Geofísico, Pablo Palacios, explicó que el monitoreo del volcán es constante. “No hay una actividad intensa ahora mismo, pero tiene alguna tendencia ascendente”, señaló.

Detalló que la actividad superficial es baja y no ha cambiado, mientras que la interna presenta una leve variación. “Desde julio de 2023 el volcán descendió bastante a un nivel bajo y prácticamente eso no ha cambiado. Ahora ocurren estos sismos en las cercanías y es esa cercanía lo que nos pone en alerta”.
Una zona sensible
Sobre el sismo de 4,8 y sus más de 380 réplicas, Palacios explicó que el número es alto, pero puede justificarse por el nivel de fracturamiento de la zona. “Es una zona que, por la placa tectónica y la presencia de varios centros volcánicos, seguramente tiene bastantes fracturas que responden al sismo”.
Como medidas inmediatas recomendó no ascender al Cotopaxi ni realizar excursiones hacia la cumbre, pues la actividad sísmica puede provocar desprendimientos en los glaciares, aunque no se han emitido prohibiciones oficiales para los montañistas.
¿Quieres acceder a todo el contenido de calidad sin límites? ¡SUSCRÍBETE AQUÍ!