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Diario Extra Ecuador

El mundo del vino: aumenta el interés y la devoción por ellos

Aprender de vinos es la moda que se toma la ciudad. Las catas, workshops y recorridos por bodegas son algunas de las opciones

Conoce talleres, casas abiertas, y lugares donde el vino es la bebida principal

Conoce talleres, casas abiertas, y lugares donde el vino es la bebida principalFREDDY RODRÍGUEZ

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Aquel sonido que se escucha cuando una botella se descorcha y el líquido empieza a caer suavemente en la copa, llega a ser sublime para muchos amantes del vino. Aunque Ecuador no es aún un país masivamente productor de vinos, hay bares y restaurantes que promueven experiencias para saborear el mundo de esta bebida.

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En estos sitios es posible degustar no solo etiquetas importadas de países que lideran el ranking de producción, como Italia y Francia, sino también de bodegas nacionales como Dos Hemisferios.

Y asimismo se puede aprender. Las visitas a bodegas y las catas con reconocidos sommeliers, complementadas con un exquisito menú de gastronomía de autor, han pasado a convertirse en tentadoras propuestas que son a veces gratuitas o cuestan desde los $ 60 en adelante.

Son opciones que cada vez empiezan a ganar más adeptos en la ciudad y se ofrecen como plan después de la oficina, en una cita romántica (para ‘armarse de valor’ y dar el primer beso), o solo como diversión entre amigos. Pero que sobre todo, permiten adentrarse en esta experiencia que involucra todos los sentidos. 

Un hobby placentero empieza a apoderarse de aquellos que quieren aprender todo lo referente al mundo de colores, sabores y aromas del vino. Camila Cedeño, certificada en Wine Spirit Education Trust (WSET), ofrece toda una pedagogía de esta bebida en un restaurante de Puerto Santa Ana en Guayaquil. “Notaba que muchos tomaban vino sin previo conocimiento, solo por verse ‘chéveres’, y en realidad hay mucho por aprender detrás de una etiqueta”, menciona.

Rodeados de copas, corchos y diversos vinos, esta guayaquileña enseña en clases de dos horas los aspectos básicos de la degustación, además de qué tipos de vinos se sirven según los tiempos del menú.

“En cuanto al maridaje, aprenden a maridar, por ejemplo vino tinto con pastas que incluyan salsa de tomate, embutidos, carnes rojas (o parrilladas). El blanco, en cambio, con ceviches o demás mariscos. Y el rosado, con ensaladas”, explica

Los concursos son también parte de la experiencia y consisten en el reconocimiento a ciegas de cavas. Después de haber aprendido la parte teórica, se vendan los ojos del alumno para que reconozca lo que probará. Y si acierta se lleva el vino. ¡A brindar por ello!

Descubrir, probar y comparar sabores entusiasma cada vez más a quienes hacen del vino toda una experiencia sensitiva. Ese justamente es el espíritu que se percibe en el bar L’Oenothèque en Samborondón. “Sabíamos que era un proyecto arriesgado debido a que en el país ha predominado el gusto por la cerveza. Sin embargo, ha habido una respuesta muy cálida de la gente por aprender”, dice su dueño, el arquitecto Carlos Paiz, quien añade: “Notamos que el placer de tomar un vino se aprecia cuanto más uno sabe”.

De ahí su ímpetu por fomentar cultura a través de un atractivo concepto que destaca un wine lounge, la sala de catas y una tienda que tiene entre quinientas y mil etiquetas de diferentes países, incluido Ecuador.

Además de las catas, han visto éxito en actividades gratuitas como el Open House, en el que los asistentes pueden aprender y tomar una copa bajo la asesoría de sommeliers. “El último que hicimos fue sobre vinos de las Islas Canarias”. Las cenas maridajes también han tenido acogida, “debido a la experiencia de la gastronomía de autor con el vino”. Eso ha ayudado a forjar una fidelidad entre la gente, por seguir yendo y aprendiendo. “Tratamos de no fomentar bodegas en sí, sino cultura”, concluye.

“Acá existe mucho turismo agrónomo. Entonces, al haber vaivén de empresarios, hay una buena oportunidad para impulsar un bar donde se ofrezcan como mínimo 300 etiquetas de vinos”, dice la machaleña Olga Arias, quien decidió abrir hace casi dos años el bar Wine Concept en la denominada Capital del Banano.

Encontrar proveedores de botellas importadas fue un reto. “Al inicio dudaban de que en Machala se pueda tener éxito. Pero al ver que sí ha habido clientela ya aumentó la confianza”, agrega.

Eso a su vez ayuda a que la gente cada día se interese más en armar, con buenos vinos, su propia colección en casa. “Sin duda, para el clima de la Costa no podría faltar una selección de vinos blancos y, si tendría que elegir, me iría por cepas como Suavignon blanc, que tiene un aroma refrescante. Y en tintos, ya sea para la noche o para compartir un plato fuerte, un buen Malbec y algún español riojano”, concluye.

El francés Nicolás Buatois es un sommelier que ha trabajado en restaurantes con estrellas Michelin como Per-se en Nueva York, o Epicure y Le Cap en París. Actualmente está en L’Oenothèque y compartió a SEMANA los siguientes tips:

Dos Hemisferios cuenta con dos locales en Guayaquil. Si quiere armar un plan after office, visite La Tiendita en la calle Panamá. Y si está entre amigos, acuda al City Winery en Urdesa para catar y maridar con platos únicos y más. Los fines de semana hay la opción de realizar un tour completo por el viñedo y terminar con un menú de cuatro tiempos. 

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