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Los videojuegos apuntan a las olimpiadas en París 2024
Los ‘esports’ o mejor conocidos como videojuegos quieren alcanzar la llama olímpica.
Los ‘esports’ o mejor conocidos como videojuegos quieren alcanzar la llama olímpica. La oportunidad de presentarse en los Juegos Olímpicos de París 2024 apareció por el lado del co presidente del Comité Organizador de los juegos, Tony Estanguet.
El objetivo de incluir a los videojuegos como una disciplina oficial es captar la atención de un público joven que no se inclina por lo tradicional, pero que si gustan de las actividades deportivas. “Se evalúa incorporar a los esports como disciplina oficial de los juegos de París 2024 aunque se trata de una idea que todavía no fue elevada al Comité Olímpico Internacional”, señaló Estanguet.
Los ‘esports’ ya estuvieron presentes en las olimpiadas de Río-2016 en la modalidad de exhibición. Los organizadores de los Juegos Olímpicos de invierno en Pekín-2022 también han mostrado su interés por incluir estos deportes electrónicos como deportes oficiales.
¿Quines son los gamers?
En la octava edición del Congreso Iberoamericano de Economía del Deporte (CIED8) se concluyó que un alto indice de deportistas eran adeptos a los videojuegos y viceversa.
“La gente que se manifiesta interesada en los videojuegos deportivos es un perfil de gente a quien también le gusta el deporte. No es gente que solo juegue a las maquinitas o que viva aislada, sino todo lo contrario”, aseguró Carles Murillo, director del Máster en Dirección y Gestión del Deporte de la UPF Barcelona School of Management en una entrevista con diario La Vanguardia.
El negocio detrás del deporte
No es un secreto que el actual negocio de los videojuegos mueve millones de dólares y que quienes lo practican - en las grandes ligas - reciben una importante retribución económica. Esto podría jugar en contra y restar terreno a la iniciativa que promueve a los ‘esports’ como deportes olímpicos ya que no se cuenta con federaciones y organizaciones que se encarguen de los jugadores, además del conflicto de interés que se podría desatar entre las marcas de videojuegos.
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