A pocos días de las celebraciones navideñas, una nueva variante de la gripe estacional mantiene en alerta a las autoridades sanitarias. Se trata de la gripe K, conocida popularmente como la “supergripe”, una cepa que se está propagando con mayor velocidad de lo habitual y que ya ha provocado un aumento significativo de hospitalizaciones, especialmente en personas vulnerables.

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Aunque no se considera más letal que la gripe común, su alta capacidad de transmisión ha generado presión adicional sobre los sistemas de salud en plena temporada invernal.

¿Qué es la gripe K y por qué preocupa?

La gripe K corresponde al subclado K de la cepa H3N2, una variante de la influenza tipo A que ha circulado durante décadas, pero que ha sufrido pequeñas mutaciones genéticas. Estos cambios le permiten evadir parcialmente la inmunidad previa de la población y propagarse con mayor facilidad.

Especialistas explican que no se trata de un virus nuevo, sino de una evolución natural de la gripe estacional. Sin embargo, la combinación de baja inmunidad colectiva, clima frío y alta movilidad social ha favorecido su rápida expansión.

Datos de los sistemas de salud muestran que las hospitalizaciones por gripe han aumentado de forma acelerada, alcanzando cifras récord para esta época del año. En promedio, miles de personas ingresan diariamente con complicaciones asociadas a la influenza y una parte de los pacientes requiere cuidados intensivos.

Las autoridades advierten que aún no se ha identificado un pico claro de contagios, por lo que el riesgo podría mantenerse durante varias semanas.

Síntomas más frecuentes de la gripe K

Desde el punto de vista clínico, los síntomas de la gripe K son similares a los de la influenza tradicional, aunque pueden presentarse de forma más abrupta:

• Fiebre alta

• Dolores musculares y articulares

• Fatiga intensa y agotamiento

• Tos seca y dolor de garganta

• Dolor de cabeza y dificultad para dormir

• Pérdida de apetito

• Náuseas, vómitos, diarrea o dolor abdominal

Los médicos recomiendan buscar atención inmediata si hay dificultad para respirar, confusión, empeoramiento rápido de los síntomas o incapacidad para mantenerse en casa.

¿Sirve la vacuna contra esta variante?

Las autoridades sanitarias recalcan que la vacuna contra la gripe sigue siendo la mejor herramienta de prevención. Estudios recientes indican que la inmunización actual reduce de forma significativa el riesgo de hospitalización, incluso frente al subclado K.

La vacunación está especialmente recomendada para:

• Adultos mayores

• Mujeres embarazadas

• Personas con enfermedades crónicas

• Pacientes inmunodeprimidos

Se recuerda que la protección total se alcanza dos semanas después de la aplicación, por lo que se aconseja no retrasar la vacunación.

Medidas para reducir el contagio en invierno

Además de la vacuna, los expertos sugieren mantener prácticas básicas de prevención:

• Quedarse en casa si se presentan síntomas

• Ventilar los espacios cerrados

• Lavarse las manos con frecuencia

• Cubrirse al toser o estornudar

• Limpiar superficies de uso común

• Evitar el contacto cercano con personas vulnerables

Si los síntomas no mejoran tras algunos días o empeoran rápidamente, se recomienda consultar con un profesional de salud.

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