Este 7 de octubre, en el recinto Bola de Oro, perteneciente a la parroquia San Juan, el ambiente era de profundo dolor para una familia oriunda de este sector del cantón Puebloviejo, Los Ríos. En la casa de María, vecinos y familiares preparaban el espacio donde iban a velar el cuerpo de su hermana Katiuska, joven madre que fue asesinada la tarde del lunes frente a su hijo de apenas ocho años.

Con lágrimas, la tía trataba de consolar al pequeño, quien con la mirada perdida seguía preguntando por qué le arrebataron a su progenitora. Pero nadie sabía los motivos ni cómo borrar de su memoria la escena que presenció en la carretera.

Según María, el hecho ocurrió a eso de las 16:40, cuando sobre la vía E-25 Panamericana, antes de llegar al recinto Bola de Oro, quedó el cuerpo sin vida de su ñaña junto a la motocicleta que conducía.

Esa tarde, Katiuska, de 26 años, salió junto a su hijo hacia el cruce de la parroquia Caracol, donde había sido contratada para colocar pestañas, planchar cabello y pintar uñas, labores que realizaba para sostener su hogar. Sin embargo, durante el trayecto fue asesinada.

Una bala impactó el costado derecho de su cabeza, provocándole la muerte de manera inmediata. La moto se desestabilizó y cayó sobre la calzada, mientras el pequeño, testigo directo del ataque, gritaba desesperado por ayuda.

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El clamor del niño tras el crimen de su madre

“¡Mami, despierta! ¡Ayúdenla, por favor!”, clamaba entre sollozos, con la esperanza de que su progenitora se salvara, pero la mujer ya no tenía signos vitales.

Los moradores de los alrededores salieron alarmados por el ruido del disparo y los gritos del niño. Al ver la escena, no pudieron contener las lágrimas. El pequeño permanecía arrodillado junto al cuerpo de su progenitora, tratando de reanimarla y explicándoles a los presentes lo sucedido. A los pocos minutos llegaron policías que acordonaron el espacio, para proceder al levantamiento del cadáver.

En el recinto Bola de Oro, donde vivía Katiuska con su hijo, la noticia tomó por sorpresa a todos. La joven era conocida como una mujer trabajadora que recorría en moto recintos rurales ofreciendo sus servicios de belleza, labor con la que mantenía a su hijo y cubría los gastos del hogar.

“Ella vivía para su niño y le gustaba trabajar. Tenían muchos planes, pero todo se truncó”, contó su hermana María, mientras esperaban el cuerpo, que fue llevado a la morgue del cantón Ventanas.

La vía fue cerrada mientras el pequeño era retirado del sitio por sus familiares. En el informe policial consta que la víctima no tenía antecedentes judiciales ni vínculos con grupos delictivos. La Policía investiga este asesinato para esclarecer los motivos.

Según María, el pequeño quedará bajo la tutela de sus abuelos paternos, con quienes tenía una buena relación, pese a la separación de la pareja. El sepelio está previsto para este miércoles en el cementerio de la parroquia San Juan, donde sus allegados planean despedirla.

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