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Ecuador

Lucas Campaña sobrevivió comiendo gomitas, moras silvestres y agua de los charcos
Su madre reveló la improvisada dieta que mantuvo con vida al niño de 11 años en la montaña. Su madre considera que fue un milagro que se haya salvado
El caso de Lucas Campaña sigue sorprendiendo a quienes participaron en su búsqueda. No solo por los cuatro días que pasó desaparecido en el Cerro Puñay, en el cantón Chunchi, provincia de Chimborazo, sino por la forma en que logró mantenerse con vida.
El niño de 11 años sobrevivió alimentándose de gomitas, moras silvestres y agua estancada de los charcos que permanecen cerca de las quebradas. Los dulces los tenía guardados de la última vez que desayunó junto a sus familiares.
El relato de supervivencia
Su madre, Ligia Herrera, explicó que el niño llevaba algunas gomitas en los bolsillos y que estas se convirtieron en sus primeras y únicas reservas energéticas. Pequeñas, azucaradas y fáciles de digerir, le dieron el impulso inicial para seguir moviéndose en el terreno mojado y empinado, con frío y con una lesión en el tobillo.

A medida que los días avanzaron, las gomitas se agotaron y Lucas recurrió a la naturaleza. Encontró moras silvestres durante su recorrido, un alimento común en zonas de altura, ricas en agua y azúcar natural.
Aunque en pocas cantidades, estas bayas pudieron ayudarle a mantener el nivel de glucosa necesario para no perder la conciencia. Sobre todo, por la presión de estar a más de 2.000 metros de altura.
Su fuente de hidratación
La hidratación fue otra pieza clave. Lucas bebió agua de charcos que estaban ubicados cerca de pequeñas quebradas que encontraba en su camino. Su madre confirmó que los médicos le realizaron exámenes por la posible presencia de bacterias, pero afortunadamente no presentó signos graves de intoxicación.
Aun así, esa agua fue su sostén para combatir la deshidratación por la caminata y el frío. Ahora, se recupera en el hospital Baca Ortiz, donde espera que le den de alta en estos días.

Durante las noches que el pequeño permaneció perdido, cuando no podía moverse más, buscaba refugio en huecos de tierra. Allí se protegía con lo que llevaba puesto y con la compañía del perro Carlos, que se convirtió en su amigo inseparable y ángel guardián. Ese descanso parcial también le permitía conservar energía para seguir con vida.
'Un milagro inexplicable'
Los expertos en emergencias indicaron a este medio digital que un niño sin comida tiene pocas horas antes de caer en colapso físico. Pero Lucas logró resistir cuatro días, combinando instinto, suerte, azúcar, frutas silvestres y el agua que encontraba en su ruta.
Hoy se recupera deshidratado pero estable. “Es un milagro que aguantara todo eso”, asegura su madre, mientras observa cómo su hijo vuelve a pedir su comida favorita: alitas BBQ.
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