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Accidentes de tránsito en Ecuador: impacto psicológico en sobrevivientes y familias
Un reciente accidente en Chone dejó cerca de 10 personas sin vida. Por ahora se indaga la situación
El dolor de perder a un ser querido en un siniestro de tránsito no desapareció con el tiempo. Para muchos familiares, el recuerdo se convirtió en una herida abierta que quizá nunca sanó.
Esa sensación volvió a aflorar en el norte de la provincia de Manabí la mañana de ayer, cuando una de sus carreteras se manchó de tragedia, muerte y dolor. Un bus de la cooperativa Santo Domingo, disco 34, que cubría la ruta Zapallo–Convento, se volcó con pasajeros a bordo mientras se dirigía hacia la parroquia Convento del cantón Chone.
De manera preliminar, y sal cierre de esta edición, se informaba de, al menos, 10 personas fallecieron, entre ellas un menor de edad. Hubo pasajeros que quedaron atrapados dentro del vehículo siniestrado en la llamada Loma de Palalache, sector La Caraca, y no se descartaba que la cifra de víctimas aumentara debido a la gravedad de las lesiones de algunos heridos.
Los afectados fueron trasladados al Hospital Napoleón Dávila de Chone y a otras casas de salud cercanas, donde recibieron atención médica de emergencia. Personal del Cuerpo de Bomberos, Policía Nacional y organismos de socorro trabajaron intensamente para rescatar a los ocupantes y asegurar el área del accidente.
El impacto emocional de la tragedia se reflejó también en redes sociales, donde se difundieron videos del momento posterior al accidente. En una de las grabaciones se escuchaba a una mujer que, en medio del desconcierto y la angustia, llamaba desesperadamente a un familiar. Estas escenas evidenciaron el profundo drama humano que dejó este hecho.
(Además: Tragedia en Manabí: diez fallecidos y varios heridos deja accidente de bus en Chone)
Historias sobre accidentes de tránsito

La impotencia y el miedo a revivir momentos como el ocurrido en Chone hacen que la mayoría prefiera no hablar; bloquean el día en que recibieron esa llamada que cambió sus vidas para siempre. Sin embargo, hay quienes, como María del Carmen de la Torre y Paola Simbaña, optan por hablar como una forma de terapia y de memoria.
Han pasado 22 años desde que María del Carmen perdió a su hijo de 27 que murió tras ser arrollado por un vehículo conducido por una persona en estado de ebriedad. Cuando ocurrió la tragedia, el 19 de diciembre de 2003, su hijo estaba en el intercambio de regalos de la empresa en donde trabajaba. Bajó con sus compañeros a esperar un taxi en la avenida República y 6 de Diciembre, en el norte de Quito, y, en ese momento, un auto se subió a la vereda y lo arrastró cerca de 70 metros.
Fue ahí cuando María del Carmen recibió la llamada de un paramédico. En el camino para verlo, solo pedía a Dios que lo mantuviera con vida. Pese a que el siniestro ocurrió en el norte de la ciudad, fue trasladado a un hospital del sur. “Sus costillas se astillaron y se incrustaron en el riñón y el hígado. No hubo hospital que lo quisiera atender de inmediato. Mi hijo pasó 16 días en terapia intensiva y murió el 3 de enero de 2004”, recuerda.
Acciones emprendidas tras accidentes de tránsito

María del Carmen tuvo a su hijo cuando ella tenía 18 años y a los pocos meses de nacido se divorció. Él se convirtió en su amigo, “nos criamos juntos”, dice. La tragedia la dejó sin ‘piso’: intentó quitarse la vida en tres ocasiones y sufrió un colapso económico y familiar. “Mi familia se rompió. Con mi hija menor llegamos a vivir en un cuarto, no tenía nada”, relata.
Tras años de duelo y acompañamiento, logró reconstruir su vida y decidió canalizar su experiencia en la creación de la fundación Karuna, Corazones en el Cielo, nueve años después de la muerte de su hijo.
La fundación brinda asesoría legal y psicológica a los familiares de víctimas de siniestros de tránsito. Para María del Carmen nada ha cambiado, cada vez hay más siniestros, más muertes, la atención tardía sigue, cuando ella es testigo de que cada microsegundo marca la diferencia entre la vida y la muerte.
El caso de Paola Simbaña, víctima indirecta de un siniestro, evidencia la persistencia de un problema grave en la seguridad vial. Su hermano, de 20 años, murió el 24 de septiembre de 2017 mientras viajaba de Quito a la universidad en Urcuquí, Imbabura. El peritaje concluyó que el bus circulaba a exceso de velocidad y, al momento del impacto, hubo fallas en los frenos.
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Paola comenta que la unidad viajaba a 140 kilómetros por hora desde el redondel de El Cajas al de Otavalo, en donde se volcó y murieron 13 personas. Al no contar con cinturones de seguridad, su hermano salió expulsado del vehículo. La llamada la recibió de su novia, que resultó ilesa. “Ahí comenzó el calvario, reconocer el cuerpo, los trámites, el traslado a Quito”, relata.
De su familia, Paola es la única que decidió contar la historia porque lo ve como una forma de sacar el dolor que todavía persiste. Su hermana y madre han experimentado un desgaste emocional y prefieren no hablar del tema. El recuerdo también es doloroso porque la muerte ocurrió el día que su hermana cumplió años.
Los factores que incidente en los accidentes de tránsito

Ambos testimonios muestran patrones comunes: exceso de velocidad, consumo de alcohol, irrespeto a las normas, falta de controles, pero también la ausencia de acompañamiento psicológico y legal para los familiares de los fallecidos. En el caso de Paola, indagando, llegó a la fundación Cavat, en Quito.
Gorky Obando, especialista en seguridad vial, señala que la mayor parte de siniestros tienen causas en común, como el exceso de velocidad, consumo de licor y falta de educación vial.
Menciona que aunque la Ley de Tránsito establece la obligatoriedad de la enseñanza de educación vial desde la primaria, en la práctica no se cumple. Recalca la importancia de que se imparta esa materia para generar una cultura vial desde temprana edad.
Otro gran problema es la falta de radares para el control de la velocidad. Por disposición de la Agencia Nacional de Tránsito, los dispositivos se inhabilitaron por falta de calibración certificada. Para Obando, es urgente volver a implementarlos, que sean homologados y colocarlos en lugares estratégicos.
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