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“Quiero traer a mi madre de Venezuela”
Germania Salazar, Guayaquil
Veinte años después de que desapareciera, Emma Pacheco Tamayo fue localizada en Caracas (Venezuela) por unos misioneros españoles en 2013. La mujer, de 68 años, vivía sola en un cuarto y estaba enferma. Hoy, desea regresar a su país natal, pero según sus familiares no puede hacerlo porque no posee documentos de identificación. Además, tiene problemas para movilizarse y carece de dinero. Antes de perderle el rastro, Emma residía en su casa de la cooperativa Juan Montalvo, norte de Guayaquil. Pero sus allegados afirman que, de la ‘noche a la mañana’, se le ocurrió viajar a Venezuela.
“Ella nos decía que se iría, pero pensábamos que se trataba de una broma. Cuando nos enteramos de que se había subido a un barco, nos dimos cuenta de que era demasiado tarde, porque no la volvimos a ver más”, comenta Vicenta Almeida Pacheco, una de sus hijas.
Ella cree que su progenitora decidió irse, motivada, tal vez, por los consejos de alguna conocida que había emigrado al país ‘vinotinto’.
Hace unos tres años, desde Venezuela, Emma logró contactar con una hija radicada en España, que se gana la vida como asistente doméstica. Fue una conversación por teléfono, donde hubo momentos de tristeza y alegría.
Emma le explicó su delicada situación y le confesó que, en Venezuela, usa el nombre de María Rodríguez. Preocupada, le indicó que no podía salir del país porque tenía que realizar unos trámites. Y no estaba en situación de efectuarlos por sí misma.
Ante esta tesitura, la hija de Emma pidió ayuda a otros dos misioneros españoles, que pretendían viajar a Venezuela, para que la localizaran. Los religiosos dieron con el paradero de Emma, que se encontraba enferma.
“En la actualidad, mi madre tiene 68 años, está sola, no hay nadie que la atienda de sus dolencias y sufre de los nervios. Se ha caído varias veces y luce algunas cicatrices en la frente”, su-braya Vicenta.