Exclusivo
Farándula

“La música nacional no va con los escotes”: la elegancia que definió a Paulina Tamayo
'La grande del Ecuador' decía que “La música nacional no va con los escotes”. Su forma de vestir era sobria y elegante acorde a su personalidad
Paulina Tamayo siempre consideró su imagen como una extensión de su música. Para ella, el vestuario no era un simple complemento escénico, sino una forma de expresar el mismo respeto y amor por la patria que transmitía con su voz. Por eso, cuidaba cada detalle: desde la elección de las telas hasta los accesorios que usaba en sus presentaciones.
En una entrevista concedida a diario EXTRA en mayo del 2022, 'La grande del Ecuador', quien falleció la mañana del martes 21 de octubre, aseguró que la mayoría de sus trajes eran confeccionados a medida por modistas quiteñas, muchas de ellas artesanas con las que mantenía una relación de confianza.
Lee también: Del show al conflicto: Jorge Cassís explica incidentes con Dieter Hoffmann
La cantante solía llevar bocetos o ideas inspiradas en el vestuario típico ecuatoriano, adaptadas con un toque de elegancia escénica. Prefería los tejidos nacionales como el tafetán, la organza, la seda y el terciopelo, combinados con elementos artesanales del país. Los colores más recurrentes eran el rojo, blanco, azul y dorado, que representaban el espíritu del Ecuador.
Usaba faldas amplias, blusas con mangas largas o tres cuartos, y bordados florales o geométricos hechos a mano. En ocasiones incorporaba encajes, lentejuelas discretas o pasamanerías doradas, buscando resaltar bajo las luces del escenario, pero sin caer en lo extravagante. “La música nacional no va con los escotes”, decía convencida.
Sobriedad, sentimiento y conexión
En ese misma entrevista comentó que muchas intérpretes actuales priorizan la imagen y el cuerpo por encima de la voz y la interpretación, algo que, en su criterio, desvirtuaba el sentido de la música tradicional. Para ella, el escenario debía ser un espacio de respeto y arte, no de exhibición.

Sostenía que cada género musical tiene su identidad, y que en el caso del pasillo, el albazo y el sanjuanito, ritmos que ella representaba, debían predominar la sobriedad, el sentimiento y la conexión emocional con el público.
Tamayo recordaba con orgullo sus inicios en la música, los consejos de su madre, quien le enseñó a vestir; sus maestros y la satisfacción de haber mantenido una carrera limpia, fiel a sus valores y a las raíces culturales del Ecuador. Lamentó que las nuevas generaciones desconozcan muchas canciones emblemáticas y hacía un llamado a los medios y al Estado para promover la difusión de la música nacional, especialmente entre los jóvenes.
El arte de su vestuario
Los trajes que usaba en sus conciertos eran diseñados especialmente para ella, siempre buscando reflejar la elegancia y sobriedad que, según afirmaba, debía tener una artista que representa a la música nacional. No le gustaban los escotes ni los atuendos modernos o llamativos; procuraba que su vestuario estuviera en armonía con el sentimiento de las canciones que interpretaba.
Ella misma participaba en el proceso de diseño procurando mantener un toque andino y femenino sin caer en lo provocativo.
Maquillaje y peinado
Le apostaba por un maquillaje clásico y elegante: labios intensos en tonos rojos o vino, cejas definidas y un delineado suave que realzaba su expresión escénica. No seguía modas; buscaba proyectar fuerza y sobriedad.
Cantante
Su peinado habitual era recogido o semirrecogido, a veces adornado con flores o cintillos, evocando la imagen de una dama tradicional ecuatoriana. Le gustaba proyectar una figura pulcra, fuerte y maternal, acorde con su personalidad y su voz potente.
Accesorios y simbolismo
En cuanto a los accesorios, prefería joyas discretas: aretes y collares de perlas o piedras nacionales. En algunas presentaciones incluía chalinas o ponchos livianos, símbolos de identidad andina que reforzaban su conexión con las raíces del país.
Paulina insistía en que la verdadera elegancia no dependía del escote ni de la modernidad, sino de la coherencia entre el arte, el mensaje y la apariencia. “La música nacional no necesita mostrar el cuerpo, sino el alma”, solía decir con orgullo, quien además de dejar un legado musical, deja la enseñanza del buen vestir sin caer en lo vulgar y el exhibicionismo.