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Guayaquil

Comerciante de la Bahía denuncia "represalia" tras revelar video de presunta coima
El Municipio clausuró el negocio sin detallar la causa. El comerciante asegura que se trata de un ‘desquite’ por haber expuesto un caso de soborno.
En una escena tensa que revela las fricciones entre comerciantes y autoridades municipales, un equipo periodístico de EXTRA fue intimidado por agentes metropolitanos mientras documentaba la clausura de locales en la Bahía.
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Los uniformados, visiblemente incómodos con las cámaras, comenzaron a grabar los rostros de los reporteros. “Caballero, tenga la amabilidad, eso es acoso. Si usted me pone el teléfono en la cara es acoso. Tómale una foto al señor periodista que dice que es periodista”, dijo uno de ellos, mientras que otro advirtió: "Si a mi me hacen eso de grabarme así, yo no respondo".
El episodio ocurrió ayer en las calles Chimborazo y Olmedo, frente al local del comerciante y abogado Franklin Coloma, clausurado este 28 de agosto, un día después de que se publicara en EXTRA una entrevista que él concedió donde expuso un video de una presunta coima a un agente metropolitano.
El Municipio de Guayaquil colocó los sellos de clausura tanto en el local de Franklin como en el de su padre, Hernán, dirigente de esta zona comercial.
Para Coloma, la coincidencia no es casualidad. “Ese video llegó a mi poder y di la entrevista. Eso ha incomodado. Es una clara evidencia de que esto es una represalia”, afirma con indignación.
Ruta hacia las respuestas del Municipio de Guayaquil
Horas antes del tenso momento del viernes, EXTRA acompañó a ambos hasta el Palacio Municipal. Su objetivo era conocer las razones exactas por las cuales el Cabildo había clausurado sus locales la tarde del jueves.

En el sello colocado por la Dirección de Justicia y Vigilancia en el local de Franklin, no constaba ningún detalle específico: en la casilla de causales de clausura solo se escribió “otros”. En cambio, el sello del local de su padre sí precisaba que el cierre se debía a una deuda de un trimestre.
Sin embargo, Hernán alegó que aún tenía plazo hasta septiembre para pagar. “Vine a buscar solución a este problema, pero no me mencionan nada. En el caso de mi local me dijeron que debía un trimestre, pero aún me queda tiempo. Ahora asoman los videos donde un agente de control metropolitano está siendo supuestamente sobornado y nos ocurre esto”, comentó.
En la Dirección de Justicia y Vigilancia, un funcionario municipal atendió a Franklin con respuestas ambiguas: “Por ahora no le puedo dar mayor información. El equipo está en operativo. Ellos tienen el informe, ya el día lunes les dirán por qué clausuraron. Como hicieron un operativo, la verdad que ahí sí no entiendo. Vuelvan más tarde, si gustan”.
Sin solución alguna, los comerciantes regresaron a la Bahía junto al equipo periodístico de EXTRA para graficar la escena de los sellos.

Intimidación a equipo periodístico de EXTRA
Al llegar, notaron que un funcionario de la Dirección General de Mercados y Asignaciones se encontraba, por coincidencia, inspeccionando únicamente el local de Franklin, rodeado por un grupo de agentes metropolitanos.
Consultado sobre la clausura, el funcionario sostuvo que el negocio no cumplía con un aspecto adicional de la ordenanza: el límite de 30 centímetros de extensión de la mercadería fuera del kiosco. Con una cinta métrica en mano, comprobó que las rejas metálicas sobresalían más de lo permitido. “Eso no está permitido”, indicó.

Pero enseguida aclaró: “Ese no es el motivo de la clausura. Lo que me comunicaron es que era por falta de pago”, sin precisar el concepto exacto ni los montos pendientes.
Al ser consultado si era común que un sello de clausura no especifique la causa, el propio funcionario reconoció: “Primera vez que veo eso. Al departamento de Justicia y Vigilancia vaya y pida información”.
La falta de transparencia mantiene a Franklin y a su padre en incertidumbre. “No me han notificado vía correo ni nada. Solo pusieron el sello y no puedo abrir mi negocio sin ninguna explicación. Estoy perdiendo dinero. Mi papá es un comerciante de 76 años y vive de ese negocio. Esto de los sellos es un mecanismo de persecución. Cuando yo llegué, tras la clausura, solo me dijeron: ‘hay muchas causales’”, lamentó Franklin.
Hernán, más sereno, agradeció al funcionario que les dio explicaciones en el sitio, pero lanzó un pedido: “Si hay algún exceso, estamos para rectificar. Pero también exigimos que el control sea para todos. Que todo el sector de la Bahía esté ordenado, así como nos piden a nosotros”.
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