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Guayaquil

Crimen de guías penitenciarios en Guayaquil: ¿para quién estaba dirigido el ataque?
Dos agentes de seguridad penitenciaria fueron baleados mientras merendaban frente a la Penitenciaría. Uno de ellos falleció en el hospital
No hubo paz ni cuando se fueron a servir los alimentos. Sherman Adrián Morocho Morocho y Luis Enrique Garcés Gaspar, de 40 años, ambos agentes de seguridad penitenciaria, fueron baleados la noche del jueves 11 de septiembre mientras comían la merienda, cerca de las 19:25.
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El tiroteo ocurrió en uno de los comedores ubicados en la acera paralela al Centro de Privación de Libertad Guayas N.º 1, también conocido como Penitenciaría del Litoral. Este establecimiento, que funciona a puerta cerrada, se ‘llenó’ de terror cuando un hombre, que se movilizaba en una motocicleta, entró a disparar y huyó.
Esto es lo que dijeron sobre el crimen
Según la versión extraoficial de la Policía Nacional, uno de los servidores públicos recibió uno de los tiros en la cara, mientras que el otro fue alcanzado en el abdomen. A pesar de que en el momento quedaron heridos y fueron trasladados hasta una casa de salud del norte de la urbe, Sherman Morocho falleció.
De acuerdo con los registros institucionales, él colaboró con el Servicio Nacional de Atención Integral a Personas Privadas de la Libertad (SNAI) desde el 1 de diciembre de 2022.

Él no registraba antecedentes penales, así como tampoco ninguna denuncia en la Fiscalía por amenazas o delitos similares. No obstante, acorde a una fuente policial, el hombre era el blanco del ataque.
¿Quién es la otra víctima de la balacera?
Mientras que Garcés Gaspar, quien se encontraba comiendo junto a Morocho, en cambio fue considerado como una víctima colateral de la balacera. Este último, tal como consta en las declaraciones juramentadas patrimoniales, es parte del SNAI desde el 1 de febrero de 2019.
Atentados previos
A pesar de que las balas asustaron a los comensales y a los colaboradores del restaurante, el negocio abrió a la mañana siguiente porque “hay que seguir trabajando para generar dinero”, comentó una de las trabajadoras.
Ella y dos de sus compañeras aseguraron que se encontraban tranquilas porque no presenciaron el ataque. “No sentimos el miedo porque nos turnamos con otro grupo. Solo confiamos en Dios, pero sí se requiere vigilancia de este lado (de la vía a Daule) porque los policías se concentran solo en los exteriores de la cárcel”, mencionó una de ellas.
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