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Nueva York tiene nuevo alcalde: Zohran Mamdani, el musulmán que desafió a los ricos
Zohran Mamdani hace historia al convertirse en el primer alcalde musulmán de Nueva York, tras vencer a multimillonarios y romper barreras religiosas
La noche del 4 de noviembre de 2024 quedará inscrita en la historia política de Nueva York. Entre vítores y lágrimas, Zohran Mamdani —un musulmán, hijo de inmigrantes ugandeses de ascendencia india y socialista demócrata de apenas 34 años— se alzó con una victoria que hasta hace unos meses parecía impensable.
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En una ciudad que aún carga las cicatrices de la islamofobia posterior a los atentados del 11 de septiembre de 2001, Mamdani rompió el techo de cristal que ningún otro había logrado atravesar: convertirse en el primer alcalde musulmán de la Gran Manzana.
Zohran Mamdani: El candidato que no se rindió ante el dinero ni el miedo
“Multimillonarios como Bill Ackman y Ronald Lauder han invertido millones de dólares en esta contienda porque dicen que representamos una amenaza existencial”, declaró Mamdani durante un mitin el 13 de octubre. Luego, con una calma desarmante, añadió: “Estoy aquí para admitir algo: tienen razón”.
Sus palabras no eran una exageración. El financista Bill Ackman destinó 1,75 millones de dólares a grupos políticos que buscaban impedir su triunfo. El heredero de los cosméticos Estée Lauder aportó otros 750 mil, según Forbes.

Pero ellos no fueron los únicos, de acuerdo con una investigación de aquel medio estadounidense: hasta 26 multimillonarios en todo el país abrieron sus billeteras para respaldar a Andrew Cuomo, quien competía como independiente, o a otros rivales del joven socialista.
Las contribuciones contra Mamdani habrían supeado los 22 millones de dólares, una avalancha de dinero que inundó los buzones de los neoyorquinos con mensajes en su contra.
De los taxis y las mezquitas al corazón de la ciudad
Mamdani no respondió con la misma moneda. Su estrategia fue otra: calle a calle, mezquita a mezquita. Visitó más de 50 templos musulmanes —algunos más de una vez— y formó un ejército de voluntarios que hacían llamadas en urdu, árabe y bengalí. Su objetivo era simple pero ambicioso: convencer a los neoyorquinos de que la asequibilidad era una causa común, más allá de la fe o el origen.
Recorría por la noches el aeropuerto de LaGuardia para hablar con los taxistas —en su mayoría musulmanes del sur de Asia, como él—, a quienes años atrás había acompañado en una huelga de hambre por la condonación de deudas.
Grabó videos virales explicando la inflación junto a carritos de comida halal y concedió entrevistas desde restaurantes populares de Jackson Heights, como Kabab King. Su campaña no solo era política: era profundamente humana.
Los neoyorquinos latinos son el corazón de esta ciudad y merecen un alcalde que les hable directamente.
— Zohran Kwame Mamdani (@ZohranKMamdani) April 19, 2025
Este vídeo es un esfuerzo a presentar nuestra visión a la comunidad latina, para que podamos trabajar juntos para construir la ciudad que todos merecemos. pic.twitter.com/nErqLTuMwi
La fe musulmán bajo ataque en Nueva York, según Zohran
Pero el camino hacia la victoria no fue fácil. En las semanas finales, Mamdani se convirtió en blanco de una serie de ataques islamófobos. Andrew Cuomo, su principal adversario, se rió en un programa de radio cuando el locutor insinuó que Mamdani podría “animar otro atentado como el 11-S”.
Curtis Sliwa, el candidato republicano, lo acusó falsamente de apoyar la “yihad global”. Incluso el entonces alcalde Eric Adams, que había suspendido su reelección para respaldar a Cuomo, advirtió sobre un supuesto riesgo de “extremismo islámico” si el socialista ganaba.
Frente a ese vendaval, Mamdani respondió con un discurso que conmovió a miles. En apenas diez minutos habló del miedo, de la exclusión y de las heridas que dejó crecer siendo musulmán en la Nueva York posterior al 11-S. Dijo que la islamofobia seguía siendo una de las formas de intolerancia “más aceptadas” en la ciudad y que había intentado representar a todos los neoyorquinos, sin etiquetas.
“El sueño de todo musulmán es simplemente ser tratado igual que cualquier otro neoyorquino. Y, sin embargo, durante demasiado tiempo se nos ha dicho que pidamos menos que eso y que nos conformemos con lo poco que recibamos”, afirmó en un mitin.
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