Exclusivo
Opinión

Editorial: Cárcel nueva, mañas viejas

Se necesita una depuración profunda y la creación de un ente con agentes de élite que no puedan ser seducidos por las bandas

El país fue testigo de cómo, a pocos días de la consulta popular y referéndum, el Gobierno celebró con entusiasmo el traslado de 300 reos, “los más peligrosos”, a la todavía inconclusa Cárcel del Encuentro. La construcción de nuevos centros de reclusión, si bien puede aliviar el hacinamiento que por años han sufrido otros penales, no garantiza algo fundamental: restar poder a las organizaciones criminales que operan desde los calabozos a través de extorsiones, atentados y asesinatos.

El cambio en el sistema penitenciario debe ser profundo e incluir también al Servicio Nacional de Atención Integral a Personas Adultas Privadas de la Libertad (SNAI), institución que acumula un largo historial de escándalos: funcionarios corruptos, mala gestión del presupuesto, amotinamientos, fugas, masacres y hasta informes favorables para la liberación de cabecillas de bandas. Ni siquiera la presencia militar dentro de los recintos ha logrado frenar la libertad con la que actúan los criminales.

Sin un modelo de gestión real y efectivo, por más traslados que se realicen a las nuevas cárceles, las antiguas seguirán en manos de criminales y terroristas. Se necesita una depuración profunda y la creación de un ente con agentes de élite que no puedan ser seducidos por las bandas. De lo contrario, todo seguirá igual.