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Opinión

Editorial: Las obras están en veremos

En cuatro meses llega el invierno y, con él, la amenaza de nuevos desbordamientos

El río Guayas no espera… ¡y las autoridades tampoco cumplen! El dragado, obra vital para frenar las inundaciones que cada invierno arrasan con Daule y Babahoyo, sigue siendo una deuda vergonzosa. Pasan prefectos, se hacen anuncios rimbombantes, pero la maquinaria nunca arranca.

Lo único que se repite con puntualidad son los fracasos: contratos rotos, plata desperdiciada, pleitos interminables y sospechas de corrupción que ya huelen mal.

Ahora hablan de una ‘mancomunidad’ con Manabí y Los Ríos para revivir el proceso. Pero el pueblo ya no come cuento: no necesita mesas técnicas ni discursos, sino resultados que se vean y obras que se sientan.

El tiempo apremia. En cuatro meses llega el invierno y, con él, la amenaza de nuevos desbordamientos. Seguir pateando el dragado es condenar a miles de familias a perderlo todo otra vez. Esta obra no puede seguir siendo un botín electoral, ni pretexto de campaña. Se necesita decisión, transparencia y urgencia. Porque lo que está en juego no son votos, sino la seguridad y la dignidad de todo un pueblo.

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