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Militares y habitantes de Imbabura colaboraron para retomar el control en las vías.Cortesía

Paro nacional: Ecuador queda fracturado, opinan analistas

El fin de las movilizaciones, concentradas principalmente en Imbabura, dejaron una brecha social y política. Aquí le detallamos el panorama

Ecuador se ha convertido en un país fracturado, donde los ciudadanos se enfrentan entre sí y se observan con desconfianza y resentimiento. 

Este 23 de octubre se cumple el segundo día desde el anuncio del fin del paro nacional convocado por la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), una movilización que, aunque tuvo un carácter nacional, concentró su fuerza en al menos tres cantones de Imbabura. Su finalización trajo alivio a la población, pero también evidenció la profunda brecha social y política que quedó tras 31 días de protestas.

Para comprender este fenómeno, EXTRA consultó a especialistas que analizaron las particularidades del paro. César Luis Barthelotti, experto en política, señaló que esta movilización dejó al descubierto una división interna dentro del movimiento indígena, cuyos liderazgos tradicionales “ya no tienen presencia en territorio”. 

No obstante, destacó el fortalecimiento de nuevas organizaciones de segundo grado, como la Unión de Organizaciones Campesinas Indígenas de Cotacachi (Unorcac), que están adquiriendo cada vez mayor protagonismo.

“Este Gobierno supo aguantar la presión y eso no necesariamente lo hace el mejor, pero logró cansar al indigenado, y eso es destacable”, analizó Barthelotti. A su criterio, tanto las Fuerzas Armadas como la Policía mantuvieron la cordura y evitaron caer en provocaciones que podrían haber elevado el nivel de violencia.

El panorama luego del paro de la Conaie

En Cotacachi, Imbabura, la Unorcac convocó a una gran marcha.Radio Ilumán

El analista considera que una posible salida a esta ruptura, más allá de lo social, debe pasar por el diálogo. Sugiere que el Gobierno mantenga conversaciones con las organizaciones de segundo grado, mientras la Conaie recupera su legitimidad.

Por su parte, Marcel Merizalde, docente y analista político, calificó este paro como un hecho inédito. “Tenemos un presidente que manejó la paralización de manera fuerte, perversa y cínica. Lo último (lo digo) porque no dio una respuesta efectiva a las demandas populares y, sin embargo, salió victorioso”, argumentó.

Merizalde agregó que esta convocatoria repitió un patrón histórico. “El paro no generó beneficios ni para el movimiento indígena ni para el resto de la población. Solo dejó un costo social y político, pues al final el subsidio al diésel se eliminó”.

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