Eran apenas las 05:40 de la mañana de este martes 20 de mayo cuando en Baños aún dormían, pero desde el puente San Francisco, los gritos de una mujer desgarraron el silencio: “¡Ayuda! ¡No lo hagas, mi amor!”. Nadie llegó a tiempo. Minutos después, la tragedia se había consumado. Un joven extranjero, presumiblemente de origen venezolano, de unos 26 años, se subió a la baranda del puente con la piel cortada.

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Con su propia sangre, había dibujado un corazón en el piso de cemento. A su lado, una mujer, al parecer oriunda de la Costa y de edad similar, luchaba por impedir lo inevitable. Lo abrazaba, lloraba, suplicaba. Pero cayó con él.

Una historia rota

Un comerciante que los había visto días antes, recuerda que la pareja se ganaba la vida vendiendo caramelos. “El domingo los vi con un perrito. Se notaban tranquilos. Nunca imaginé esto”, contó todavía consternado.

El amor que compartían, al parecer, se había vuelto tormentoso. Testigos que empezaban su jornada en la terminal terrestre relataron que la pareja discutió minutos antes en el puente. Incluso fueron atendidos por socorristas por la zona rosa en Baños antes que fueran al puente. “Mostraron una actitud agresiva, rechazaron la ayuda y se marcharon”, confirmó Eduardo Villavicencio, jefe del Cuerpo de Bomberos.

El silencio del puente

Cuando los rescatistas llegaron al lugar, solo hallaron rastros de la escena: el dibujo sangriento y botellas vacías. Desde ese momento, personal del Cuerpo de Bomberos, Policía Nacional y la Dinased recorren el caudaloso río Pastaza en su búsqueda. “El caudal está crecido por las lluvias. Es una zona peligrosa. Según las cámaras, cayeron cerca de las 06:00. Seguimos buscando, aunque las condiciones no son favorables”, explicó Villavicencio.

El puente San Francisco ha sido escenario de varios intentos de suicidio. Karina Brito, psicóloga local, hizo un llamado urgente: “Necesitamos hablar de salud mental, estar atentos. No puede ser que el amor, la desesperación o la tristeza nos empujen al abismo”, indicó la profesional.

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