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Como siempre el nombre de Aquiles Álvarez se encuentra en tendencia y no de una manera positivaMontaje EXTRA

Aquiles Álvarez no sale de un lío judicial y ya lo están involucrando en otro

Como no es de sorprenderse, nuevamente se encuentra en el ojo del huracán el Alcalde de Guayaquil Álvarez relacionado con un delincuente

La figura del alcalde de Guayaquil, Aquiles Álvarez, vuelve a estar en el centro de la tormenta. Cada semana su nombre aparece vinculado a nuevas polémicas judiciales o conflictos políticos, y los expertos advierten: su reputación está al borde del colapso, y su estrategia comunicacional no está ayudando.

(Lea también esta nota: Aquiles Álvarez ausente en sesión del Concejo por tercera vez consecutiva: ¿La razón?)

De una videollamada polémica a la viralización 

El último episodio que lo involucra se desató el 9 de julio, cuando el procesado Daniel Salcedo —figura clave en los casos Metástasis y otros entramados de corrupción— aseguró haber mantenido una videollamada con Álvarez. Para respaldarlo, mostró una impresión fotográfica del supuesto encuentro digital ante la Fiscalía General del Estado en Quito.

Aunque la veracidad de esa imagen no está confirmada, el efecto fue inmediato: su nombre volvió a circular con fuerza en redes sociales y medios, alimentando la percepción de vínculos con estructuras delictivas.

Chongón, Triple A y guerra en redes

Antes de este señalamiento, el alcalde ya había sido protagonista de otro momento viral: un fuerte enfrentamiento con un dirigente de la comuna rural Chongón. A esto se suma su vinculación en el caso Triple A, donde se investiga a 22 personas por la presunta comercialización ilegal de hidrocarburos.

La suma de estos episodios lo mantiene constantemente en el foco de la controversia, lo que podría afectar seriamente su proyección política.

Se puede observar la videollamada que mantuvo Álvarez y el delincuente de Salcedo, cuando este ya estaba en prisiónMontaje EXTRA

Lo simbólico más importante que lo legal

Para Andrés Lozano, politólogo y director de la Fundación Gobernanza Participativa, el caso Salcedo representa “un golpe político importante” para Álvarez. Más allá de lo judicial, el riesgo está en cómo estos eventos son percibidos por la ciudadanía, sobre todo en tiempos previos a elecciones.

En esa misma línea, Nicolás Castro, coordinador de la maestría en Comunicación Política de la UIDE, advierte que la imagen pública no se construye con hechos jurídicos, sino con simbolismos: “El vínculo con mafias genera una carga negativa muy fuerte, incluso sin una sentencia”.

Su imagen está mancha

Según Castro, las redes sociales están moldeando esa percepción negativa de forma acelerada. “La polarización digital hace que el relato adverso se refuerce sin pausa. No importa si lo que se muestra es real o no, el daño ya está hecho”, explica.

En ese entorno, la figura de Álvarez pierde autoridad y credibilidad, dos atributos clave para cualquier líder municipal.

Y como no es sorpresa para nadie, Aquiles subió un video en su cuenta favorita para hatear X, en el cual nos menciona qué sucedió con esa videollamada.

¿Crisis personal o Institucional?

Aunque para Lozano estos escándalos golpean directamente a Álvarez y no a Guayaquil como ciudad, Castro cree lo contrario: “Si su principal autoridad está rodeada de procesos penales, eso impacta la imagen institucional y deteriora la confianza ciudadana”.

La ciudadanía, añade, busca estabilidad, soluciones, paz. Y la presencia constante del alcalde en medio del escándalo contradice ese deseo colectivo.

Nueva estrategia de comunicación URGENTE 

Ambos expertos coinciden en que Álvarez debe replantear con urgencia su estrategia comunicativa. El silencio o los gestos simbólicos en redes sociales ya no bastan. Se necesita vocería clara, mensajes directos y una narrativa que desactive las dudas antes de que se conviertan en verdades sociales.

Y...¿Qué pasará con Álvarez?

La situación de Aquiles Álvarez muestra cómo, en la política actual, las crisis no se resuelven solo en tribunales, sino en la opinión pública. Y cuando un liderazgo carece de una estrategia sólida de comunicación, corre el riesgo de ser arrastrado por su propio silencio.

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