A la voz de “¡ladrón!”, todo el mundo se levanta. No lo dice una canción, lo comentan ciudadanos como Gabriel Merchán, quien hace una semana observó cómo una muchedumbre, ‘hasta la coronilla’ de la delincuencia, golpeaba a dos supuestos ‘choros’.

A través de un video viralizado en redes sociales se conoció que en la intersección de las calles Esmeraldas y Sucre, en el centro de Guayaquil, estos ‘manes’ recibieron su ‘cariñito’ por estar presuntamente involucrados en un robo al pie de una estación de la Metrovía.

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En la grabación, que dura apenas un minuto, se ve cómo uno de los involucrados es arrastrado desde la puerta giratoria de la parada de la ‘Metro’ hasta la calzada. En ese trayecto, incluso intentaron desnudarlo, mientras gritos como “¡métele!” o “¡pégale!” ambientaban la escena de ‘justicia’ urbana.

“Yo escuché del problema ya cuando estaban en la esquina, al pie de la calle. Y todo el que pasaba cerca se detenía a ver qué pasaba, obvio, incentivado por los gritos de ‘¡ladrón, ladrón!’”, relató Merchán, quien es comerciante.

Aquella tarde, la mayoría de los negocios cercanos estaban cerrados (eran aproximadamente las 16:00 del sábado 31 de mayo). Sin embargo, los transeúntes se multiplicaron rápidamente y algunos incluso colaboraron en el ajusticiamiento de los sospechosos.

“No sé ni qué fue lo que intentaron robar, tampoco si realmente lo hicieron. Pero al final comentaron que hasta pedían que los quemaran y que les habían rociado gasolina para hacerlo”, añadió Merchán.

¿Qué dice la criminóloga sobre el tema?

La criminóloga Ana Minga, experta en perfilación criminal y seguridad nacional, asegura que ya veía venir este escenario desde hace un año y medio, cuando fue consultada sobre los límites de la gente frente a la inseguridad. “Si bien es cierto que ellos están delinquiendo, hay que considerar que la línea entre justicia y venganza es muy delgada”, explicó.

Además, alerta que en estos casos los ciudadanos se convierten en criminales bajo el “pretexto” de hacer justicia. “Esto ocurre en escenarios donde hay presión mental, pero también se despiertan motivaciones subconscientes o escondidas, como el placer por el dolor ajeno”.

Raúl, otro propietario de un local en la zona, también observó desde lejos el relajo. No tenía detalles de lo sucedido, pero afirmó que no era la primera vez que intentaban robar en ese lugar. “Como es zona comercial, a cierta hora esto ya es ‘muerto’, no hay quien ayude si hacen un ‘arranchón’ en los buses o si asaltan al salir”.

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Bryan, usuario habitual de este transporte público, mencionó que los robos son comunes a cualquier hora, y que no siempre influye si hay o no guardianía en las estaciones. “El ambiente está lleno de robos y violencia. Uno se acostumbra y solo tiene que protegerse bien”.

En cambio, Damaris, otra usuaria que se bajó en esa estación, le contó a EXTRA que ha sufrido al menos un ataque y que a su hija, también pasajera, le quitaron el teléfono celular en ese mismo lugar.

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