La expresentadora y deportista María Teresa Guerrero, conocida cariñosamente como "La Flaca", reveló cómo se dio cuenta de que tenía cáncer de ovario tipo 3 y las alertas que le dio su cuerpo para notar que algo no andaba bien.

Todo empezó antes de su participación en el programa MasterChef Celebrity Ecuador. Guerrero se encontraba en México, lista para competir en un Ironman, una de las pruebas más exigentes del deporte. Estaba en la cima de su categoría y avanzaba con entusiasmo, cuando algo inesperado ocurrió. "Cuando ya iba por el kilómetro 5, comenzó un dolor en mi barriga muy fuerte", relató. Pensando que se trataba de un efecto del esfuerzo físico, decidió detenerse. Entró a un baño portátil y allí se percató de algo que la alarmó: tenía sangrado. “En ese momento pensé que se trataba del esfuerzo que estaba haciendo en la competencia”, explicó. Tomó la difícil decisión de abandonar la carrera y regresar a casa. No acudió al médico, pues pensó que no era nada grave.

(Lea también: María Teresa Guerrero antes de su quimioterapia: Corrió 5 kilómetros)

Pocos días después, tenía planificado su viaje a Colombia para grabar el reality culinario. Ya en el país cafetero, se sometió a una prueba para detectar la Helicobacter pylori, una bacteria que afecta el estómago, y el resultado fue positivo. Asoció entonces los síntomas al diagnóstico y empezó un tratamiento de dos semanas. Sin embargo, la inflamación en el vientre no disminuía.

Al finalizar su participación en MasterChef —llegó al Top 5—, volvió a competir en otro Ironman, esta vez en Monterrey. Aunque obtuvo el tercer lugar, el malestar persistía. Fue entonces cuando decidió visitar a su ginecóloga. A pesar de su insistencia, no le realizaron un eco intravaginal. Guerrero sangró dos veces más en ese mes, pero la doctora le recomendó medicinas, alegando que estaba bien y que no era nada grave. 

María Teresa Guerrero: Le detectaron el cáncer en Ecuador

Frustrada y preocupada, tomó un vuelo a Ecuador para buscar respuestas. Acudió a un gastroenterólogo pensando que la causa era estomacal, pero fue cuando le recomendaron que vuelva a visitar a un ginecólogo. Llamó a un amigo, quien la revisó cuidadosamente. Allí comenzaron a encajar las piezas: detectó tumores. Inmediatamente se activó una serie de pruebas médicas.

Esa misma noche recibió la llamada: tenía cáncer. No obstante, le solicitaron una prueba adicional al día siguiente, que confirmó que sus niveles tumorales eran altos.

"En ese momento me temblaban las piernas, sentía que el mundo se me caía encima. Yo casi que estaba buscando al psicólogo para que me diga lo que debía hacer", confesó conmovida. Su testimonio también se convirtió en un llamado de atención para otras mujeres: “Lo que quiero decir con esto, es que no dejen para mañana un examen tan importante como un ultrasonido vaginal. No importa que tengas 20, 30, hay chicas de 30 con cáncer de ovario. Hay niñas de 20 con cáncer de seno, y siempre lo dejamos porque decimos que estamos jóvenes y no pasa nada. Si sientes una bolita, que estás inflamada, exige un ultrasonido, porque eso te puede salvar la vida".

Hoy, en su tercera quimioterapia, los resultados son buenos. “Las cosas van bien y mis niveles tumorales están casi perfectos”, anunció con optimismo. Además, confesó que esta batalla no la libra sola, sino también por su padre, quien lamentablemente no logró superar la enfermedad.

¿Quieres acceder a todo el contenido de calidad sin límites? ¡SUSCRÍBETE AQUÍ!