Frank Cuesta, conocido por su activismo en defensa de los animales y su personaje mediático como “Frank de la Jungla”, ha sacudido las redes sociales con una confesión pública que ha dejado perplejos a sus seguidores. En un extenso comunicado, el también comunicador ha reconocido haber construido una fachada durante años, en la que asegura haber engañado sistemáticamente al público.

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“He sido un personaje y poco a poco se me ha ido yendo de las manos por un grave problema que tengo de mitomanía y ego”, declara Cuesta, donde admite que muchas de las verdades que defendió durante años no eran más que parte de un elaborado montaje.

No es veterinario ni herpetólogo

Entre las revelaciones más impactantes, Cuesta reconoce que no tiene formación profesional en veterinaria ni en herpetología. Aunque afirma poseer conocimientos adquiridos por experiencia, admite que estos no provienen de una educación formal: “Ni soy veterinario ni soy herpetólogo (…) no son conocimientos profesionales”.

El "santuario": ¿una granja encubierta?

Respecto al conocido santuario de animales que dirige en Tailandia, Cuesta desmiente una de las bases de su labor: los animales no fueron rescatados, sino comprados.

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“Podríamos definir que es más una granja de animales que un santuario. Nunca he rescatado animales, ha sido todo parte de un show”.

Este punto ha generado gran indignación entre sus seguidores y entre defensores del bienestar animal, ya que contradice el relato con el que Cuesta se dio a conocer internacionalmente.

Falsas declaraciones sobre su salud

Otra confesión que ha causado revuelo es la relacionada con su estado de salud. Durante años, Cuesta mencionó públicamente que padecía cáncer. Ahora, aclara que lo que sufre es una mielodisplasia, una condición seria pero distinta, y que en ningún momento ha tenido cáncer. “Llevo años tratándome de una mielodisplasia, pero no tengo cáncer”, dijo.

Sobre su conocido enfrentamiento con Chi, un antiguo compañero profesional, Cuesta admite que todo surgió por razones personales: “Su proyecto podría haber sido una competencia para mi negocio y por motivos de celos empecé a hablar mal de él a sus espaldas”.

También se refirió al manejo de las finanzas del santuario, reconociendo su responsabilidad total y la decisión de manejar las transacciones en cuentas separadas: “En todo momento yo he sabido el dinero que entraba (…) y fue idea mía que las transacciones se hicieran en otra cuenta”.

Incluso admite errores graves en la gestión del centro, que derivaron en la muerte de animales: “La mayoría de animales que han muerto en el santuario han sido por mi propia negligencia”.

Su detención en Tailandia

En relación con su detención en Tailandia, Cuesta aclaró que fue consecuencia de la posesión de animales sin documentación legal y que ninguna de las personas señaladas entonces tenía responsabilidad. La denuncia fue anónima y proveniente de una ciudadana tailandesa.

El comunicado concluye con una disculpa abierta: “Asumo mi responsabilidad de haber engañado a todos y pido disculpas públicas de haber engañado a tanta gente”.

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Esta serie de revelaciones supone un giro radical en la imagen pública de Frank Cuesta, quien durante más de una década fue considerado un referente del activismo animal en televisión y redes sociales. Las reacciones no se han hecho esperar.

Lo que queda claro es que esta confesión marca un antes y un después en la trayectoria de Cuesta, cuya figura pública parece haberse desmoronado bajo el peso de sus propias palabras.

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