Exclusivo
Ecuador

Expertos sobre el paro nacional: Racismo se volvió herramienta para fines políticos
Dos sociólogos analizan cómo el discurso del Gobierno y de los manifestantes buscaba el fraccionamiento para deslegitimar la postura opositora
Para el sociólogo Homero Ramírez Chávez, docente universitario con 33 años de experiencia, si bien acabó el paro nacional, la herida en el tejido social quedó nuevamente expuesta a carne viva, evidenciada en dos males profundamente arraigados en nuestra sociedad y de muy difícil solución: el racismo y regionalismo.
(Lea también: Paro Nacional: Leonardo Arreaga en libertad tras audiencia por ataque y resistencia)
Indicó que el Gobierno, lejos de tener intenciones de crear una política pública que erradique estos ‘cánceres’, que fueron motores que avivaron la protesta social, busca fomentarlos, pues les resultan útiles para combatir toda oposición que encuentre a la hora de imponer sus políticas públicas.
“En campaña presidencial sí recorrían, por ejemplo, Cotopaxi o Imbabura, las provincias donde las protestas fueron más fuertes, hacían promesas, reconocían derechos y la importancia de los pueblos ancestrales. Pero cuando estas mismas poblaciones suponen una oposición y protestan porque se sienten perjudicadas por una acción específica, ahí son terroristas, analfabetos. Los mismos ministros promueven esa ideología de ‘qué van a saber si son indios, son ignorantes’”.
Y agregó: “Pero esto viene desde la familia, desde la educación primaria. Cuando en la escuela los compañeros le quitan el sombrero al niño indígena, se lo pisotean, se burlan de él y el maestro no hace nada para evitar esa conducta, en el niño mestizo queda reafirmada la idea de que es superior al otro; mientras que el indígena se queda con la idea de que por ser minoría debe subyugarse, que ese es el orden natural. Así se va perpetuando ese pensamiento”, que eventualmente desemboca en el descontento y en la radicalización de la protesta, ejemplificó.
“Hay que ser menos democráticos”

Para el también sociólogo Héctor Chiriboga, quien posee un diplomado en estudios amerindios, el racismo ya no es parte del pensamiento ciudadano, o al menos no es utilizado como un medio de opresión, sino como una herramienta para alcanzar objetivos políticos.
(También le puede interesar: ¿Quisieron envenenar a Daniel Noboa? El Presidente de Ecuador rompió el silencio)
Manifestó que el problema nació en 1986 con la creación de la Conaie (Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador), se empezó a visibilizar en 1990 con su primer levantamiento y se agravó aún más con la última Constitución, en la que se reconoció a los pueblos indígenas como nacionalidades.
“Ya no solo conservaron sus tradiciones, el cachullapi, el yaguarlocro, como parte de sus expresiones culturales y gastronómicas, sino que ahora también son una nación, dando paso a la idea de que hay un territorio en el que pueden tener soberanía”.
“A los indígenas les lavan el cerebro. Les dicen: ‘Ustedes son pueblos ancestrales, son pueblos originarios, esta tierra es de ustedes’. Entonces, si esa tierra es de ellos, ¿qué somos los mestizos? Somos invasores que estamos ocupando el espacio. Entonces, cuando salen en montonera a pinchar llantas, a cerrar negocios e hincar a las personas que son blancas o mestizas, porque entre ellos no se atacan, también se están valiendo del racismo para justificar sus acciones”.
Sobre cómo solucionar el fraccionamiento social, ambos expertos coincidieron en que es un trabajo a largo plazo. Ramírez sostiene que la solución debe partir de la política pública y educación desde sus primera instancias. Para él, se debe apuntar a un cambio visible dentro de dos o tres generaciones.

Chiriboga, en cambio, considera que para remediarla “no hay que ser tan democráticos, porque si uno abre una discusión muy amplia, no se resuelve nada. Hay que reorganizar la sociedad poniendo un orden respetado por todos. Eso significa modificar la justicia de tal forma que las personas que deben ser procesadas, hablando del último paro, sean juzgadas y esas condenas se respeten.
Y complementó: "Si no se retoma el orden, aquí no hay salida posible y este país se termina de fraccionar en los próximos diez años y se convierte en una cosa peor que Haití”, refiriéndose a las guerras civiles y baños de sangre que esa nación del Caribe ha sufrido, entre otros motivos, por temas étnicos".
¿Quieres acceder a todo el contenido de calidad sin límites? ¡SUSCRÍBETE AQUÍ!