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Ecuador

Familiares de Juan David Quiñónez Arizala esperan afuera del Centro Forense de Esmeraldas para retirar su cuerpo.Extra

Otro estudiante del colegio Margarita Cortés es asesinado en Esmeraldas

Dos estudiantes del Margarita Cortés fueron asesinados en tres días, desatando alarma en la comunidad educativa ante la creciente violencia juvenil

La violencia volvió a golpear a la adolescencia esmeraldeña con una crudeza que ya parece cotidiana. La tarde del viernes 14 de noviembre, en el barrio Patricio Páez, a un costado del coliseo Cayapas, la vida de Juan David Quiñónez Arizala, de 17 años, fue segada por las balas de sicarios que llegaron en motocicletas.

Juan, estudiante del colegio Margarita Cortés, el segundo del mismo plantel asesinado en menos de una semana, conversaba con un amigo en los exteriores de su casa cuando los gatilleros abrieron fuego sin piedad. Su muerte, instantánea, desató un grito de horror entre vecinos que lo describen como un joven “educado, respetuoso y de profunda fe cristiana”.

El reloj marcaba las 18:10 cuando la Policía recibió la alerta. En el sitio, los uniformados hallaron a Juan tendido en la calzada, ya sin signos vitales. Los moradores, desesperados, lo levantaron del asfalto y lo llevaron a una vivienda cercana. Minutos después llegaron las unidades especializadas para intentar imponer orden en medio del caos. El parte policial lo identifica sin antecedentes y con apenas 17 años cumplidos.

Junto a él estaba su amigo, herido gravemente. Fue trasladado al Centro de Salud Tipo C, donde los médicos confirmaron que tiene cuatro orificios de entrada y salida en los hombros. Aún con dolor, logró relatar que en el sector Patricio Páez aparecieron cuatro sujetos de tez blanca, repartidos en dos motos, y empezaron a disparar indiscriminadamente. Luego huyeron hacia rumbo desconocido. El herido fue identificado como René Angulo Bazán.

Militares patrullan en el centro de Esmeraldas tras los últimos asesinatos registrados en la ciudad.Extra

Otro caso similar ocurrió a inicios de semana 

El asesinato de Juan ocurrió apenas tres días después de otro episodio igual de estremecedor: el secuestro y posterior ejecución de otro adolescente, también estudiante del Margarita Cortés, cuyo cuerpo fue hallado en el sector Santa Cruz el 11 de noviembre.

Según el informe policial de ese día, cinco hombres irrumpieron violentamente en la casa de la víctima, identificado en el parte como C.G.J.M., lo sacaron a la fuerza y lo subieron a un vehículo blanco Sail de placas IBC-6514.

Las unidades policiales iniciaron una persecución que terminó en Santa Cruz, donde hallaron el carro y una motocicleta abandonados. A 400 metros de ahí, dentro de una zona de tercer orden y sin presencia de Medicina Legal, los agentes encontraron al adolescente sin vida, con múltiples impactos de bala. El levantamiento del cuerpo se hizo en un patrullero.

Dos estudiantes asesinados en tres días. Dos escenas de horror que comparten el mismo telón de fondo: jóvenes arrancados de sus vidas en circunstancias que apuntan a ataques directos y planificados. En Esmeraldas, la comunidad educativa del Margarita Cortés no oculta su miedo. Padres, maestros y estudiantes hablan en voz baja, con la sensación de que la escuela se ha vuelto un territorio vulnerable, un blanco fácil para la violencia que desangra a la provincia.

En el barrio Patricio Páez, los vecinos aún observan la calzada donde cayó Juan. Dicen que el silencio de la noche siguiente fue distinto, más pesado; que cada moto que pasa ahora despierta recelos. “Nos apagaron a un niño bueno”, murmura una moradora mientras señala el sitio donde recogieron el cuerpo.

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