Con escobas, sacos, pintura, escaleras y herramientas para limpiar, reparar y adecentar las tumbas de sus seres queridos, miles de ciudadanos llegaron ayer a los diferentes camposantos de Guayaquil para visitar a sus allegados fallecidos por el Día de los Difuntos.

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Desde muy temprano, familias enteras arribaron equipadas para brindarle todas las atenciones y cuidados a las moradas de sus familiares enterrados y realizar los rituales acostumbrados en este día.

Norma Reyes fue una de las vecinas que llegó al cementerio del suburbio Ángel María Canals en compañía de sus dos hijas a visitar a su madre, fallecida hace cinco años. “Pero no es venir solo este día, yo vengo cinco o seis veces al año. Se dice que se olvida a quien no se visita, por eso trato de estar siempre”, expresó.

Ella, junto a las niñas, se dio a la tarea de limpiar la bóveda y adornarla con piedras antes de sentarse a contarle las novedades ocurridas en su familia. “Es nuestra forma de sentirla aún cerca de nosotros”, dijo.

Serenata para difuntos

Pastor Sánchez Quinde es un adulto mayor que, aunque no tiene familiares enterrados en el cementerio del suburbio, acude todos los años en esta fecha, pues es músico, trabaja dando serenatas y en el Día de los Difuntos le sobran los pedidos. “Ya tengo mis clientes, me llaman para que les cante temas en homenaje a los fallecidos. La canción ‘Camino al Cielo’ (de la cantante María de los Ángeles) es una de las que más nos piden”, aseguró.

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Pastor trabaja junto a un amigo y cobran 10 dólares por entonar cuatro temas, los que sean de la preferencia del cliente.

Comerciantes adelantaron las pascuas

También los vendedores de bebidas frías aprovecharon la gran demanda que generó el intenso sol de la mañana, e igual de bien les fue a los vendedores de churros, chuzos y otros bocadillos.

En el Cementerio General, en el centro de Guayaquil, la cantidad de visitantes obligó a que agentes de tránsito cerraran varias calles para permitir que los peatones circulen con seguridad.

Isabel Iturralde, de 80 años, llegó a este camposanto en compañía de sus dos hermanas, también de la tercera edad, a visitar la tumba de su madre, quien falleció hace 12 años.

“No importa ni la edad ni el tiempo que pase, uno sigue extrañando a la madre, a sus seres queridos, y no se debe perder la oportunidad de visitarlos. No solo debe ser en (el Día de) los Difuntos, pero es verdad que se trata de una ocasión especial”, opinó.

En ambos camposantos, los negocios que más ventas generaron fueron los de adornos florales, los cuales se ofertaban desde tres dólares en adelante, dependiendo del tamaño y los detalles.

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