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Guayaquil

Sobreviviente relata la matanza que acabó con su esposo, hijo y hermano en Guayaquil
A una niña le dijeron que se tapara los oídos mientras mataban a su hermano de 16 años. ‘No matamos niños ni mujeres’, dijeron los atacantes
La madrugada del viernes 3 de octubre, Ericka celebraba con su esposo Aladino Javier Simi Villalva su primer aniversario juntos, cuando reunión se convirtió en tragedia. Cuatro hombres encapuchados irrumpieron en su casa de la cooperativa Guerreros del Fortín, en el noroeste de Guayaquil, y desataron un ataque a tiros que dejó tres muertos y un profundo vacío en la vida de los sobrevivientes.
“Veníamos de trabajar; estábamos en casa, tomando y conversando”, relató Ericka con voz quebrada. En el domicilio dormían sus cuatro hijos —el mayor de 16 años, una niña de 14, otra de 10 y un bebé de 3— mientras ella, su esposo y su hermano compartían la sala. De repente, los agresores forzaron la puerta y comenzaron a disparar.
“Lo único que hice fue tirarme encima de mi hijo de tres años”, recordó. “Yo no vi nada, solo le pedí a Dios que me ayudara y que no me lo mataran”. Mientras ella protegía al menor, los disparos alcanzaron a su hermano y a su esposo; luego los atacantes entraron al cuarto donde estaban los hijos mayores. “A mi hija le soltaron la mano de su hermano y le dispararon a él en la cabeza”, narró, confirmando que la joven de 14 años presenció todo.

Ericka explicó que los agresores gritaban que “a mujeres y niños no matamos”, pero la frase se convirtió en un cruel testimonio de su desolación: murieron su esposo (39 años), su hermano (25 años) y su hijo mayor (16 años). “Quedé sola, sin mi esposo, sin mi hijo, sin mi hermano”, dijo entre lágrimas.
El ataque no parecía un robo. Solo se llevaron un televisor, unos pocos teléfonos y un par de relojes. “Eso no es un robo, nadie cree que sea un robo”, afirmó. La mujer aseguró que no tenían conflictos con nadie y que su familia era trabajadora; su esposo arreglaba equipos y refrigeración en la zona. La familia se había mudado al sector hacía apenas dos meses.
Ericka detalló el horror vivido: “Disparaban como locos, ni siquiera apuntaban, solo disparaban. Mi hermano fue la primera víctima, luego mataron a mi esposo. Solo le pedí a Dios que nos protegiera a los niños”. Recordó también que desde su propio celular le enviaron mensajes amenazantes a familiares después de ocurrida la masacre.

Hijo y hermano las otras dos víctimas
Entre los fallecidos está Luis Joao Vélez Ávila, de 25 años, hermano de Ericka y su hijo un adolescente de 16, abatido en presencia de sus hermanas de 14 y 10 años. La tragedia golpeó a siete personas que se encontraban en la vivienda, y dejó a Ericka sola con tres hijos pequeños.
Familiares y vecinos exigen justicia y una investigación exhaustiva para dar con los responsables del crimen. Tras el suceso la Policía desplegó unidades de Criminalística para el levantamiento de evidencias y diligencias periciales, mientras la comunidad sigue conmocionada por la violencia que sacudió a Guerreros del Fortín que es parte del distrito Nueva en más golpeado por la violencia en el país.
“Quisiera saber por qué lo hicieron, por qué nos destruyeron la vida en una noche”, concluyó Ericka, que pide fuerza y solidaridad para sacar adelante a sus hijos, mientras enfrenta el dolor más profundo de su vida.
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