El susto de su vida se llevó Fernando, un mecánico de 60 años, cuando a las 06:00 de este viernes 28 de noviembre llegó a abrir el taller donde trabaja, en las calles 18 y Febres Cordero, en el suburbio de Guayaquil. Al acercarse, observó un objeto extraño frente al negocio de un vecino.

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Segundos después entendió que se trataba de un artefacto explosivo.

“Estuve a punto de moverlo con el pie”, relató el morador aún nervioso por lo ocurrido.

Podía destruir un radio de 200 metros

El teniente coronel Andrés Medina, subjefe del Distrito Portete, confirmó que el objeto correspondía a un taco de pentolita de 750 gramos, equipado con una mecha y una cápsula detonante.

La mecha había sido encendida, pero no terminó de activarse, al parecer porque el artefacto fue lanzado y el impacto apagó el sistema de ignición.

“De haber explotado, habría destruido el local comercial donde fue colocado y generado daños en un radio de hasta 200 metros”, explicó Medina. El lugar fue acordonado mientras personal especializado del GIR retiraba el explosivo con un robot.

Extorsión detrás del atentado

La Policía atribuye el hecho a amenazas por extorsión, una práctica que se ha intensificado en este sector.

En la zona operan al menos cuatro grupos criminales: Freddy Krueger, Los Duendes, Los Águilas y Los Chuqui, quienes utilizan este tipo de explosivos como método para amedrentar a comerciantes que se niegan a pagar “vacunas”.

“Normalmente los colocan para intimidar. Dependiendo del grupo, algunos usan explosivos de menor capacidad solo para enviar un mensaje, mientras que otros sí buscan causar daño considerable”, explicó el oficial.

Así actuaron los uniformados

Tras la alerta ingresada al ECU-911, patrulleros del distrito llegaron al punto y confirmaron la presencia del artefacto. La Policía acordonó el área para evitar que transeúntes se acercaran y llamó al GIR, que retiró el explosivo de forma segura.

Criminalística fijó los indicios y posteriormente se inició una investigación con equipos técnicos e inteligencia policial para identificar a los responsables.

“Una vez autorizado por la Fiscalía, el artefacto fue destruido en las instalaciones del GIR, donde se llevan a cabo este tipo de procedimientos debido al alto riesgo que representan. Es importante que la ciudadanía avise de inmediato a la Policía”, indicó el teniente coronel Medina.

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