En los hospitales públicos y del IESS la atención sigue siendo deficiente. Aunque el Gobierno de Daniel Noboa insiste en que hay mejoras, los testimonios de los pacientes cuentan otra historia.

Los voceros del Seguro Social y el ministro de Salud, Jimmy Martin, defienden el argumento de que con las intervenciones en los centros médicos “ha mejorado la atención” y que ya están surtiendo las farmacias. Sin embargo, la realidad de quienes acuden a estos hospitales parece ir por otro lado.

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Rosa (nombre protegido) lo vivió en carne propia. Su madre, de más de 80 años, diabética e hipertensa, sufrió un derrame cerebral el pasado domingo 24 de agosto. La ingresaron al Hospital Teodoro Maldonado Carbo del IESS y, según relató, el trato fue “pésimo”.

“Le ordenaron un examen de orina y no tenían con qué recoger la muestra. Como era de urgencia, se sacó el dinero para comprar el envase y llevarlo a un laboratorio diagonal a la entrada de emergencia”, contó a EXTRA.

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Ella aseguró que si no hubieran conseguido los recursos, el cuadro de su madre se habría agravado. “Nosotros no creemos en lo que dice el Gobierno. De hacerlo y esperar, posiblemente mi madre se habría agravado o le habría pasado algo peor”, añadió indignada.

Y sentenció: “En la historia de este país, nunca se ha cumplido lo que dice un político para mejorar el sistema de salud”.

Mientras tanto, el ministro Martin ha anunciado que en 60 días se concretarán las compras centralizadas de medicamentos e insumos a través del Sercop. “Estamos atendiendo todos los problemas en paralelo. Se están modificando procesos, lo estamos haciendo de manera urgente”, manifestó.

Pero no todos le creen. Henrry Alay Calderón recordó que Noboa ya lleva 21 meses en el poder “y no se ha visto ninguna mejoría”.

Su experiencia en el Hospital Monte Sinaí lo dejó marcado. “Yo estuve internado por un accidente en motocicleta y las carencias son palpables. Solo me daban paracetamol y me tuvieron en una habitación con presos y otras personas, contagiándome de tuberculosis”, le manifestó a este Diario.

Según él, la espera para una cirugía fue interminable. “Tras cinco semanas me dijeron que tenía fisuras en tres vértebras y que debía ser derivado a otra casa de salud. Hasta un doctor me dijo que por $500 me hacía el trámite, pero al final salió unos días después”.

Cuando por fin lo trasladaron al Luis Vernaza, el diagnóstico fue duro: tuberculosis. “A mí me pasó lo que a muchos en Monte Sinaí, que se contagian de otras enfermedades por la insalubridad. Si yo hubiera seguido ahí, me habría muerto”.

Aunque la operación de su columna fue exitosa, sus pulmones quedaron afectados. Y lanzó un reclamo directo al Gobierno: “Ahora yo le pregunto al ministro si me van a ayudar con medicamentos tras adquirir una enfermedad en un hospital del Estado”.

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