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Buena Vida

Cómo mantenerte activo incluso con un trabajo de oficina
Con pequeños hábitos y cambios ergonómicos en la oficina puedes cuidar tu salud y aumentar tu energía diaria
Quienes trabajan en una oficina saben lo fácil que es pasar horas frente a la computadora sin moverse. El enfoque en las tareas, los plazos ajustados y el almuerzo rápido en el escritorio hacen que muchas veces se llegue al final de la jornada sin haberse levantado ni una sola vez.
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Sin embargo, pasar tanto tiempo sentado puede afectar la salud física y mental. De acuerdo con especialistas de Springfield Physical Therapy & Sports Rehab, permanecer inactivo por periodos prolongados puede causar molestias musculares, rigidez, fatiga y dificultades de concentración. Por eso, mantenerse activo en el entorno laboral es esencial para mejorar el bienestar y prevenir dolencias a largo plazo.
Afortunadamente, existen estrategias simples y efectivas para incorporar más movimiento en la rutina de oficina. Desde caminar unos minutos hasta ajustar el mobiliario, cada cambio contribuye a una vida más saludable.

Pequeños cambios que hacen la diferencia
Una de las formas más sencillas de aumentar la actividad diaria es usar un podómetro. Este dispositivo permite medir los pasos y establecer metas diarias que incentivan el movimiento. Incluso puede convertirse en una actividad grupal si se propone entre compañeros de trabajo, fomentando la motivación y la competencia sana.
Otra recomendación práctica es aprovechar cada oportunidad para moverse: subir escaleras en lugar de usar el ascensor, estacionar más lejos, caminar durante los descansos o desplazarse hasta el escritorio de un colega en lugar de enviar un correo. Estos pequeños gestos suman y ayudan a reducir el tiempo sedentario.
La hidratación, una aliada para moverse
Beber agua no solo es fundamental para mantener el cuerpo saludable, sino también una buena excusa para levantarse con frecuencia. Mantener una botella en el escritorio y rellenarla periódicamente fomenta pausas activas que ayudan a estirar las piernas y despejar la mente. Además, una buena hidratación mejora la concentración y alivia los dolores de cabeza.
Cada visita al dispensador de agua o al baño representa una oportunidad para romper con la inmovilidad. Este tipo de movimientos breves y constantes también estimulan la circulación y reducen la tensión acumulada por las largas horas de trabajo sentado.
Incorporar movimiento en la jornada laboral
No es necesario dedicar largas horas al ejercicio para notar los beneficios. Hacer pequeños entrenamientos o estiramientos cada hora puede marcar una gran diferencia. Ejercicios de cuello, espalda, brazos y piernas ayudan a liberar la tensión muscular y reactivar el flujo sanguíneo.
Invertir en una estación de trabajo ergonómica también puede mejorar la postura y facilitar el movimiento. Escritorios ajustables o sillas de apoyo activo, como pelotas de estabilidad, son opciones cada vez más populares. Incluso actividades simples como levantarse para contestar llamadas o estirarse mientras se piensa en una solución laboral pueden incrementar la energía y creatividad.
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